En un mercado tan difícil y competido como el uruguayo, mantuvo vigente el modelo artesanal sin sucumbir a nuevas tendencias y modas, no siempre eficaces.
Apostó con suceso a la formación de grupos y planificación de FITs, en una forma casi artesanal combinando conocimiento y tecnología.
Si bien, junto con su mujer Rosario Aldunate, otra gran profesional, formaron parte de la escuela de esa pionera que fue Margarita Pollio, nos atrevemos a afirmar que Esteban marcó su propio camino con un estilo muy personal.
Los pasajeros de sus grupos eran sobre todo amigos que viajaban en familia y conocían los lugares caminando o en los medios de transporte públicos, o sea el mejor modo de recorrer una ciudad.
Inventaba itinerarios, apostaba a nuevos destinos, fue precursor de la flexibilidad, para que en un mercado tan reducido, sus grupos fueran siempre operables.
No es menos destacable su vocación de “tour conductor” tarea dura si las hay, pero que el la compensaba con el placer de descubrir y mostrar siempre algo nuevo y de disfrutar y hacer disfrutar un viaje en todas sus dimensiones.
No es casualidad que su último viaje fuera a Jordania para conocer Petra, uno de los pocos destinos que le quedaban por conocer.
Cuando hoy vemos a tantos Agentes de Viajes atados a la dictadura de las CRS y las imposiciones de los mayoristas, la apuesta de Esteban Bacigalupi al conocimiento, la innovación y el duro trabajo, merece ser destacada como un ejemplo de profesionalidad.
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