París, libros y patrimonio
Lunes, 21 Marzo 2011

París, libros y patrimonio

La escritora Elsa Osorio ha sido la gran estrella de la presencia argentina en el Salon du Livre. En correcto francés dialogó con Gilles Heurés y hablo de Tango su último libro, que da nombre a la música y a un personaje.

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por Alicia de Arteaga*

Luego, a la hora de las firmas, una larga cola se concentró frente a su pila de libros y Osorio cumplió con sus fans, que son multitud, según me había advertido Eduardo Berti, escritor con su público acá donde viviò ocho años. Berti está radicado en Madrid con su mujer y su hijo Ulises. 

El Salon del Libro, tal como afirmó Luisa Corradini en La Nación hoy, es una librería gigante, muy bien montada, con cuidado extremo en la ambientación de los stands que sacan partido de un recurso poco usado en la Feria del Libro de Buenos Aires: iluminar los stands con lámparas de pie o de mesa,  luz cálida, y no con reflectores desde las alturas.

Hay una atmósfera grata y mucha gente leyendo, el libro en la cultura francesa ocupa su lugar. Anoche, Macri recibió al ministro Fréderic Mitterrand , que tuvo también su calvario por haber escrito un libro que le costó dolores de cabeza y centimetraje mediático. Pasó también por el Cafe de Buenos Aires, ideado por ministro Lombardi y su equipo, Jack Lang dos (¿o tres?) veces ministro de Mitterrand, fue durante su gestión que los museos recibieron un gran impulso, Lang supo capitaliar la alianza arte & moda, con los desfiles en el Carrousel del Louvre.

En su visita al Café de Buenos Aires, nombre del stand porteño,  Lang conversó con la infaltable  María Kodama y recibió una última edición de cuentos de Borges. Parìs sigue sumando atractivos para conservar su lugar privilegiado de destino turístico más deseado, la Torre Eiffel mantiene su “brillante” iluminación del milenio. Cada hora se convierte en una gigantesca joya con miles de luces titilantes. Los guías dicen que este lamparazo tiene un alto costo, pero seguramente la ville de Paris lo ve como una inversión: hay millones de personas mirando ese faro de luz. La nota más saliente, como sucede en Madrid, es el respeto empeñado en la protección del patrimonio.

Ahora los especialistas se concentran en la Gare Saint-Lazare y en los edificios que miran a la Place de la Concorde, que ya recibió su puesta a punto al ingresar en el siglo XXI. Instalado en el espacio de Sam Arts como becario, Adrián Villar Rojas, representante argentino en  la próxima Bienal de Venecia, avanza en una obra monumental, que puede tener como destino el Louvre. Todo brilla. Las viejas galerìas Printemps, propiedad de Francois Pinault, dueño de Christie’s , entre otras cosas, también han sido sometidas a una cirugía mayor de preservación y lucen cúpulas doradas. La única nota discordante en este paisaje urbano, igual a sí mismo desde que el arquitecto Haussmann trazó las diagonales en el siglo XIX, es la torre marrón  de Montparnasse, una herida que desentona, es la memoria viva de un permiso mal dado, de una excepción que los ciudadanos de Parìs y quienes la visitan no perdonan. ¿Quién la otorgó? ¿Giscard, Mitterrand o Pompidou?  Si lo sabe, escriba.

fuente: blogs.lanacion.com.ar

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