Después de todo, la idea de que Aerolíneas esté en manos de empresarios argentinos y participación estatal no es ajena al kirchnerismo, si nos atenemos a los esfuerzos del ex presidente por encontrarle algún grupo local amigo antes de llegar a la expropiación. Lo cierto es que el
trascendido, para nada casual, de que la presidencia le habría encomendado al ministro de Planificación Julio De Vido buscar socios privados para ambas empresas surtió efecto, a tal punto que algunos
gremialistas, espantados, salieron a rechazar la idea argumentando que esto es imposible “porque la empresa todavía no pertenece al Estado, está todavía en un trámite de expropiación".
El obstáculo es real aunque no son pocos los que advierten, pese al acuerdo de no tratar temas conflictivos este año en el Congreso, que siempre hay lugar para alguna iniciativa que modifique, en este caso, la ley que le quitó la empresa a los privados. Al margen de la intencionalidad del trascendido,
hay dos cosas que son seguras: que la Presidenta está molesta con los gremialistas, a los que aseguran les dieron todo lo que pedían y aún así exhiben un conflicto por mes con los usuarios como rehenes, y que efectivamente hay un sondeo tendiente a buscar la separación de Austral de Aerolíneas.
Y hasta es probable su privatización. Una cosa es indudable. El tema aerocomercial, y en particular Aerolíneas, ha pasado a ser motivo de preocupación en un año electoral para el Gobierno.
Marzo, advierten, puede ser un mes de definiciones.
fuente: Aviación News