¿Cuánto vale una experiencia turística?
Martes, 22 Febrero 2011

¿Cuánto vale una experiencia turística?

Aldous Huxley, escritor inglés, decía que “la experiencia no es lo que nos pasa, sino lo que hacemos con lo que nos pasa”. Interpretando las palabras de Huxley, podríamos decir que la experiencia es nuestra respuesta o reacción a los acontecimientos, y no esos acontecimientos en sí mismos.

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por Jorge Guasp

La diferencia estriba en que cada uno percibe el mundo de acuerdo con sus propios modelos mentales; por tanto, la misma situación provoca en cada persona experiencias diferentes. Este aspecto me parece clave en el turismo de naturaleza, puesto que la experiencia no es sólo lo que nos brinda el medio natural, sino también la interacción entre éste y los turistas que lo visitan.

Los extranjeros que visitan el norte de Argentina, por ejemplo, están dispuestos a caminar bajo la lluvia y a acampar en un lugar sin duchas ni sanitarios. La misma situación que a un turista argentino le provocaría incomodidad, a ellos les resulta fascinante: no es lo que sucede, sino lo que ellos hacen con lo que sucede.

¿Qué valor tiene para cada uno de nosotros determinada experiencia? Los argentinos, por ejemplo, con frecuencia preferimos invertir en un buen hotel y una excursión, en lugar de hacer el sacrificio de caminar, hacer dedo (autostop), y dormir en carpa (tienda). Valoramos la comodidad, y pagamos por ella. Un extranjero, en cambio, aprecia más el contacto con la naturaleza, y está dispuesto a pagar el precio de la incomodidad para lograr esa meta. Por lo general nosotros invertimos mucho dinero en pocos días de vacaciones, mientras que los europeos gastan poco dinero por día, pero viajan durante meses.

¿Qué es lo mejor? Lo que le sirve a cada uno. La naturaleza está ahí afuera, y cada uno le asigna el valor que desea, y disfruta de ella como quiere o puede. Lo importante es tener en cuenta que no existen recetas universales, y que cada cliente tiene sus propias expectativas. Poder cumplir con esas expectativas depende no sólo del lugar físico en que se desarrolla la actividad turística, sino también de nuestra capacidad para interpretar el valor que cada cliente le asigna al alojamiento, la comida, el contacto con la naturaleza, el servicio de traslado, si cuenta o no con guía, etc.

La experiencia no es lo que nos pasa, sino lo que hacemos con lo que nos pasa. Por lo tanto, si no sabemos qué hacen nuestros clientes con lo que les pasa durante una excursión, seremos incapaces de identificar la experiencia que les estamos brindando, y nos resultará difícil mejorarla.

fuente: www.boletin-turistico.com

imagen: elplanetadekain.blogspot.com

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