Sin embargo, este grupo etario ya se acerca al final de su vida laboralmente activa y se prepara para retirarse.
En el largo plazo, la salida de estos consumidores de los actuales patrones de compra arrastrarán las ventas, como consecuencia de su deseo potencial de ahorrar más para los años que se avecinan.
El cambio puede tener mayor impacto que el estimado y al que los minoristas tendrán que hacer frente. Si consideramos el envejecimiento de los consumidores, las empresas deberán pensar si necesitan todas las tiendas que poseen y si realmente requieren incrementar el tamaño de los puntos de venta en el futuro, si los consumidores son menos capaces o están menos dispuestos a llegar a ellas o a adquirir productos de todo el local.
Ese es el caso del canal de no comestibles. Los dueños de grandes tiendas de electrónica, bricolaje, hogar y centros de jardinería, entre otros, han incrementado el tamaño de sus tiendas de forma significativa en los últimos años. Producto de la necesidad de espacio, los puntos de venta se han construido al borde de las ciudades, lo que obliga a los consumidores a conducir o viajar para llegar a ellas. La pregunta es que si ante el envejecimiento de la población los clientes podrán o no trasladarse hacia ellos.
fuente: Euromonitor Internacional/foto: www.unautopia.com