Quizá en los últimos años, este ánimo de hacer negocio ha ido cediendo espacio al componente social. Uno ya no visitaba las ferias sólo para tratar de adquirir aquello que pudiera necesitar, sino para ‘socializar’, para ver a la gente, para charlar y para hacer visitas.
Lo cual, por otra parte, tampoco está mal. Pero se iba dejando de lado la labor comercial en los eventos. Sin embargo, la última FIAA ha sido el punto de inflexión de la tendencia, porque todos los asistentes coincidieron al afirmar el alto poder de decisión de los visitantes, y su afán por comprar o vender.
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