Pero cuando participo en las ferias y exposiciones de diseño quedo maravillado con la disponibilidad de productos que se crean cada día para un hotel y con las tendencias que se divulgan para cambiar las apariencias de las propiedades. Siempre aparecen nuevas.
Hace un par de años lo que se estaba imponiendo era la utilización de zonas muertas en los hoteles para obtener cierta rentabilidad, pero ahora lo que parece estar de moda es la personalización de los espacios, entendiendo este elemento como el diseño para propiciar más espacios de acercamiento con el huésped. Ejemplo de lo anterior es la eliminación del lobby en algunas propiedades, haciendo el proceso de registro y cierre en ambientes más similares a una sala de estar o lounge.
Es claro que dicha práctica podría no ser muy propicia para un gran hotel de cadena, pero para los hoteles independientes/boutique, que tienen una buena tasa de construcción en América Latina, es una propuesta interesante; es más, el personalismo es una de las banderas de la hotelería boutique. Pero no termina allí. Esto se está trasladando también a un terreno como la Internet, en donde cada vez más los hoteles encuentran una posibilidad de acercarse a su cliente, comprenderlo y desarrollar productos a su medida. Esta es la otra cara del personalismo.
Teniendo en cuenta la tendencia, sería importante que nos preguntáramos qué tan personalizados estamos en nuestro hotel. No sobra recordar una premisa y es lo que significa la oferta hotelera para un huésped: un hotel no es alojamiento, es una casa en otra latitud. Tenemos entonces un punto de partida para pensar qué tanto hacemos que nuestro cliente se sienta como en casa.
fuente: gerenciadehoteles.com