El efecto Michelle
Lunes, 18 Octubre 2010

El efecto Michelle

Semanas después de la visita de la primera dama de Estados Unidos, Michelle Obama, y su hija menor, Sasha, a la Costa del Sol, todavía perdura la satisfacción en el sector turístico de Andalucía.

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por Soledad Díaz

Los expertos coinciden en que el efecto Obama revitalizará el arrugado turismo de Marbella, gracias a una promoción inesperada, y cuyo impacto económico se cifra en 800 millones de euros. Incluso, el consejero andaluz de Turismo, Comercio y Deporte de la Junta de Andalucía, Luciano Alonso, calificó de “impagable” y “potentísima” la promoción a nivel mundial.

Potentísima porque la visita fugaz de Michelle y Sasha provocará un repunte del turismo estadounidense en el próximo trimestre en la que, sin duda, es la comunidad autónoma más conocida en España. Una posición privilegiada a base de tópicos, sí. Pero más allá del flamenco, las corridas de toros y las procesiones, Andalucía ha logrado atraer a un 16,2% más de turistas norteamericanos en 2010, incrementando un 17% las pernoctaciones. Será porque a los tópicos han sumado una campaña de promoción en suelo yanqui centrada en la calidad. En la calidad, y en la conexión aérea Málaga-Nueva York.
Visto el revuelo, no hay duda de que la primera dama también es capaz de desatar el efecto Obama, esa especie de religión moderna nacida al amparo de la crisis económica. Porque su efecto es político, económico, mediático, igualitario, tecnológico, financiero, ecologista y turístico a la vez. Toda la familia, al parecer, destila carisma, fotogenia y credibilidad, incluido su perro de aguas. Así es la clase política del siglo XXI. O así debería ser. Su buen gusto les ha hecho pasear por el Albaicín, las playas de Estepona, La Alhambra, y la plaza de toros de Ronda. Con parada obligada en el palacio de Marivent, junto a los Reyes y la princesa de Asturias.

La visita relámpago demostró que todavía es posible revivir el espíritu de Mr. Marshall, y más en tiempos de crisis. Eso sí, que el próximo año, su círculo de amistades les recomiende la Región de Murcia. Dejo volar mi imaginación y veo a las Obama paseando por las playas de La Manga. Ipso facto, recuperaría el esplendor perdido de los años setenta. Una vez superado el atasco de la entrada de Cabo de Palos, su séquito de 300 agentes se alojaría en 60 habitaciones de cualquier hotel de cuatro o cinco estrellas del Mar Menor.
Los impactos mediáticos en televisiones de medio planeta superarían los 600 o 700 diariamente. Las playas de la Región coparían la portada del ¡Hola!, además de abrir los informativos de la CNN y la Fox. La imagen de Sasha tomando baños de lodo en San Pedro del Pinatar sería comentada no ya por Belén Esteban y Lidia Lozano, sino por la mismísima Oprah Winfrey. Y el tipazo de Michelle por las playas de Mazarrón daría la vuelta al mundo tras aparecer en la portada de la edición digital de The Washington Post.

Después, optarían por el interior de la Región. Por la mañana, ascenderían a pie a la Fortaleza del Sol, deteniéndose en las obras del nuevo parador de Lorca. Tras un rápido almuerzo, el séquito se desplazaría a Caravaca de la Cruz para conocer el Santuario y las tiendas de souvenirs. Pero, desde el coche oficial, Sasha se enamoraría de Cehegín. Al día siguiente, Michelle y Sasha se acercarían a conocer las bodegas de Jumilla, para dirigirse rápidamente a La Unión con el objetivo de ver en directo el Festival del Cante de las Minas. Y del mercado de los mercados a Cartagena. Allí la visita tomaría otro aire, para conocer de cerca el Museo del Teatro Romano, el Arqua, el Molinete y, por qué no, la Universidad Politécnica.

Apenas dos días después, las Obama cambiarían Cartagena por Murcia, para pisar el albero de la plaza de toros de La Condomina. Almorzando, horas más tarde, en el Club Taurino. Michelle compartiría mesa y mantel con mi buen amigo Alfonso Avilés, que le explicaría la tradición taurina de la Región de Murcia, invitándola a la Feria de Septiembre. Tras conocer la Catedral y el Museo Salzillo, Sasha sería retratada con un helado de leche merengada por el Tontódromo. Mientras que Michelle sería fotografiada en cinco zapaterías, ocho tiendas de ropa y tres cafeterías del centro de Murcia.

La guinda la pondría la visita guiada a La Conservera, en donde Michelle y Sasha quedarían enmudecidas ante la apuesta por el arte contemporáneo del Gobierno Regional. El guía sería el mismísimo Pedro Alberto Cruz, acompañado por la plana mayor del ejecutivo de Valcárcel. De vuelta al aeropuerto de San Javier, Michelle se comprometería a acudir junto a su marido a la próxima edición del SOS 4.8, en donde Coldplay, Radiohead y Pet Shop Boys serían cabezas de cartel. E, incluso, daría su palabra para que desembarcaran en La Fica los estadounidenses The Strokes y Kings of Leon.

Como dijo Barack Obama tras ganar las elecciones primarias de Iowa, “cuando los americanos saben que tienen el poder para cambiar las cosas, es muy difícil detenerles”. Revitalizarían en menos de cinco días el sector turístico regional, y el impacto económico seguramente superaría los 1.000 millones de euros, borrando de las listas del paro a más de 50.000 murcianos de una tacada. Además, una avalancha de optimismo inundaría los bancos y cajas de ahorro, que concederían préstamos a diestro y siniestro, jóvenes emprenderos incluidos.
¡Ay, si nos visitara el efecto Obama! ¿O era el efecto Michelle?


fuente: hosteleriadigital.es

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