por  Lluis Mesalles

Todas las ferias del mundo han sufrido reducciones en las aportaciones públicas. Unas más que otras han visto reducidos sus presupuestos, y todas están tratando de permanecer activas reinventándose. Las autoridades, a pesar de que siguen alabando al turismo como una positiva fuente de progreso, aplican demasiado a menudo sus ayudas económicas con criterios de política partidista, olvidando que el progreso de unos también implica el progreso de todos.

En mi opinión FITUR es la feria que ha manejado los cambios con mayor seriedad. Aun cuando han reducido los stands gigantescos, el número de expositores sigue alto, prueba de una realidad real y necesidad de presentar los productos y servicios al público de la forma más directa. Una marca bien establecida, con un posicionamiento consolidado en el sector, tanto nacional como internacional.

Otra feria que en mi opinión ha sabido vivir y acompañar los cambios de modelo es EUROAL, que mantiene la ocupación del espacio gracias a la ampliación de su oferta. Ahora incluye muchos más países, tanto de America Latina como de otros continentes. Ciertamente una feria amable y efectiva. Su tamaño facilita contactos persona a persona, y permite abrir puertas a nuevos negocios y alianzas. El programa académico mantiene buenas asistencias a interesantes actividades y presentaciones. La simpatía andaluza no es ajena al creciente interes en repetir asistencia año tras año.

Acabamos de visitar el SITC en Barcelona. Un evento de muchos años, que en esta ocasión tuvo un tamaño más compacto. Muchos países europeos representados y alguna sorpresa más lejana. Una ventaja ha sido el práctico solape de fechas con la enorme feria ALIMENTARIA, que favoreció y optimizó la asistencia de los sectores gastronómicos del turismo. Una sección innovadora fue el salón gastronómico, donde los visitantes pudieron degustar atractivas especialidades después de adquirir unos tickets muy económicos que daban oportunidad de conocer hasta cinco especialidades distintas.

Hoy no vale la apuesta ilusa de que si somos importantes, tenemos que tener un aeropuerto y una feria de turismo. El mercado manda, siempre. Lo importante a no olvidar, es que si hemos tenido la suerte de poder crear un evento ferial de trayectoria, no lo dejemos perder por envidias o rivalidades políticas que son rechazadas por todos los ciudadanos. Es tan fácil destruir, y tan difícil construir.

Como conclusión, puedo repetir aquello de “renovarse o morir”, que en este caso de las Ferias de Turismo ha sido demostrado con creces. 

Portal de América - Fuente: www.boletin-turistico.com