por Álvaro Alcocer, Preferente
Pero nadie le discute su conocimiento sobre la aviación, y el liderazgo que ha ejercido en esta industria en Europa hasta que se ha puesto a copiar a Vueling y a Easyjet.
Por ello, sus palabras merecen tenerse en cuenta, y pueden vislumbrar un modelo que quizás no dentro de muchos años sea realidad: el de compañías low cost que incorporan una modesta clase Business, donde el lujo sea el tamaño del asiento y cuánto se pueda reclinar, antes que el servicio.
¿Sería con ello suficiente para hacer rentable la operación? Hay dudas, pero no es imposible, y todo el sector está muy expectante con cómo le sale el experimento a Norwegian, que no lleva Business.
En cualquier caso, es estrambótico imaginar una Ryanair sirviendo en manteles de tela y copas de cristal.
Pero quizás la demanda del cliente vaya más hacia la comodidad física durante muchas horas, que al bienestar emocional de una azafata amable y un menú más cuidado.
Ryanair ensalzando ahora cuánto disfruta de dar la bienvenida a bordo:

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