por  Lluis Mesalles

Sorprendentemente para mi, en aquel momento, el proyecto recibió una andanada de acusaciones de todo tipo. Una de las más curiosas era que habia primero que ver que los transportes llegaran a todos los rincones del pais, antes de emprender un proyecto que indudablemetne ayudaría a potenciar aun más las regiones y ciudades ya más prósperas. Era algo asi como si hubiera que eliminar los aeropuertos y los enlaces aéreos entre capitales, hasta tanto los pequeños núcleos no tuvieran teléfono, electricidad o carreteras.

Tengo la experiencia española, y un poco de la europea. España tiene dos grandes núcleos económicos, Madrid y Barcelona. El desarrollo de ambos estuvo mucho tiempo limitado por las dificultades de comunicación. Recuerdo cuando viajar por carretera era una aventura arriesgada, con calzadas estrechas, muchas curvas, y tampoco teníamos entonces los automóviles modernos, potentes y confortables que tenemos ahora.

La forma más cómoda de viajar entre las dos capitales era el tren coche cama nocturno, con compartimentos individuales o dobles, servicio de cena y desayuno, y precios solo para los más pudientes. Más adelante se incluyenron los vagones con literas, donde compartiamos compartimento con otros cinco amigos o desconocidos, cuidadosos de su aseo o no. Este avance con tarifas más asequibles, fue una opción para que muchas más personas pudieran viajar con un buen grado de confort y puntualidad.

Más adelante se construyeron magníficas y seguras autopistas que permitían viajar con bastante comodidad, en nuestros automoviles propios o en vehiculos de transporte público. El problema de las comunicaciones se seguía resolviendo para cada vez más gente, mejorando para todos.

En los últimos años, surgió el puente aéreo, donde los aviones partían cada media hora, y en los que los pasajeros iban cubriendo las plazas disponibles a medida que el avion llegaba y se preparaba para salir. Un éxito, que permitió a muchos (empresarios o no) volar por la mañana, resolver sus diligencias, y volver a cenar a casa. Se imaginan las ventajas que esta nueva posibilidad de comunicación ofreció al desarrollo económico de las capitales?

Y ahora tenemos el AVE, un avión sobre railes, más amplio, más confortable, algo más económico que el avión, con la ventaja de que puede cumplir con una puntualidad exquisita. Nos subimos en el centro de nuestra ciudad, y nos bajamos en el centro de la otra. Sin tener que pagar costosos taxis, sin esperas ni demoras.

Los Argentinos perdieron su oportunidad. Se asombrarán cuando vean funcionar, dentro de unos pocos años, el tren de alta velocidad entre Rio y Sao Paulo. Y cuando se suban en él, se arrepentirán de haber tomado una postura con muchos tintes políticos pero con poco sentido común práctico.

Portal de América - Fuente: www.boletin-turistico.com