Comenzaron los incendios forestales
Martes, 09 Julio 2013 18:37

Comenzaron los incendios forestales
La semana pasa un incendio devastó unas 150 hectáreas en el Parque Tunari. Se trata del primer siniestro forestal importante del año, pero que no representa sorpresa alguna, ya que en esta época se realizan los chaqueos y labores de preparación de tierras, que son aprovechados por quienes buscan extender los cultivos hacia las reservas naturales. Al mismo tiempo, todos los años se anuncian medidas preventivas que nunca llegan, y solamente se actúa para apagar incendios y lamentar las perdidas.
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en Opinión de jornadanet.com

Se han creado dependencias de alerta temprana en Santa Cruz, se han destinado recursos económicos en Cochabamba y dispuesto medidas preventivas en otros departamentos, pero si se efectuara una auditoria de las gestiones de prevención, seguro que todas las gobernaciones y el Ministerio del Medio Ambiente se aplazarían.

Nunca es tarde para actuar, especialmente en este delicado problema, de manera que las autoridades nacionales y departamentales deberían ponerse a trabajar, y asimilar que el lamentable siniestro del Parque Tunari, sea el llamado de alerta que mueva a la acción.

Inclusive los activistas del medio ambiente se duermen en su rutina para protestar después de consumados los daños ambientales, y poco o nada hacen en prevención. Mientras tanto, las cumbres nevadas de Los Andes están cada vez menos coronadas de blanco. Los ríos disminuyen su caudal. La tierra se seca, la desertificación avanza, y manos irresponsables incendian áreas protegidas y talan bosques.

El cambio climático es una realidad impuesta por la naturaleza y acelerada por la mano depredadora del hombre. En forma caótica, el calentamiento global acosa a algunas regiones; se derriten los glaciales, pero también se producen heladas que afectan los cultivos. La época de lluvias cambió sus itinerarios desconcertando a los campesinos que antes sabían cuando arar la tierra, cuando sembrar y cuando esperar que las lluvias bendigan su trabajo.

Son las manifestaciones más concretas del cambio climático, atribuido directa o indirectamente a la actividad humana.

Los glaciares, preservados por las nieves eternas -así se las calificada todavía el siglo pasado- tanto en la cordillera oriental como occidental del macizo andino, según los estudios científicos están desapareciendo, y sin glaciares no hay agua y sin agua no hay vida. Los desvíos de aguas de ríos efectuadas por países vecinos tienen su origen en la imperiosa necesidad de captar más agua y tomar previsiones.

Para colmo de males, en Bolivia, pese a que la nueva Constitución Política del Estado asigna importancia vital a la defensa de la naturaleza y protección ambiental, nada se hace por preservar el ecosistema ni evitar la contaminación. Los mandatos constitucionales se han convertido en preceptos carentes de la fuerza que asigna la voluntad política para pasar de las palabras a la acción.

Todos los incendios forestales, focos de calor y chaqueos producidos cada año en el país, han destruido cientos de miles de hectárea de bosques y praderas. Pese a que se anunciaron acciones en contra de los depredadores, hasta ahora solamente se han aplicado algunas multas, pero no existe un solo depredador en las cárceles del país. Las autoridades encargadas de proteger el medio ambiente, y los responsables de preservar las áreas protegidas, la biodiversidad y los bosques en general, como de costumbre, están al margen, y por su inacción, en todo caso, son parte del problema y no de la solución.

Portal de América

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