por Álvaro Alcocer

Hoy, aerolíneas grandes de capital español solo queda Air Europa, después de que las quebradas o las absorbidas se hayan visto obligadas a asumir las deudas de los fastuosos y múltiples aeropuertos potenciados por políticos de cualquier color y ámbito. Y en paralelo, además del pago de estas amortizaciones, el sector aeronáutico ha atestiguado como, a la par de abrirse un aeropuerto en una capital de provincia, llegaba también una magnifica estación ferroviaria. Es decir, que los políticos han propinado un doble golpe a las compañías, en forma de mayores costes y reducción de la demanda.

El electoralismo ha tenido uno de sus bastiones en el Ministerio de Fomento, con todos sus últimos ministros barriendo para casa. Álvarez Cascos fue el promotor de la T4, mientras que Maleni fue la que llevó el AVE a Málaga, Pepiño potenció lo mismo para Galicia, y Pastor ha acabado refrendando a su antecesor. Así, autopistas y trenes han ido cerrando sus ejercicios en millonarias pérdidas, hasta que el Estado ha tenido que rescatar a las concesionarias, liberalizar el transporte ferroviario, e intentar vender los aeropuertos, aunque a estos últimos no hay inversor que los quiera, motivo por el que se va retrasando ininterrumpidamente su privatización.

Se están viendo, por tanto, rescates a empresas públicas o privadas, con la excepción de las que se dedican a volar. Y en Iberia se está dando uno de los casos más esperpénticos, con el Estado intentando dar órdenes, después de haberla privatizado, primero, y de haberse deshecho de su paquete en Bankia, seguidamente, mostrando nulo respeto por las leyes del libre mercado, e intentando evadir la alta responsabilidad que le toca en la degeneración de la antigua compañía de bandera, cuya matriz actual aprovecha para exhibir a Gibraltar en sus revistas.

Pero nada es ilógico, puesto que ministros y secretarios de estado con la máxima responsabilidad en el transporte apenas si llegaron a estos cargos con algo de experiencia en el terreno, con casos flagrantes hoy a la vista de todos. Porque también un departamento de perfil muy técnico como es el del transporte tiene como titulares a una médico, misma formación que la presidenta de la comisión de Fomento del Senado, por cierto, también como la ministra actual, pontevedresa, y llamada María Dolores Pan Vázquez, cuya hija pasó a presidir sin cumplir los 30 la Fundación Aena, hasta que hace un par de semanas tuvo que dimitir por el escándalo formado.

El descaro de esta clase política, que ha puesto al servicio de su gloria a las aerolíneas hasta arrasarlas, tampoco extraña a muchos, puesto que cuando no existen contrapesos reales en una democracia se puede entender que uno haga hasta dónde le dejen, y ponga como ministro a un médico, y este a su vez a su amigo a presidir una comisión del Senado, y este a su vez a un familiar en una empresa pública. Todo ello, incluso en la era de Twitter y la proliferación de periódicos digitales, más libres e independientes. Puede concluirse, así, que no tienen tanta culpa los políticos, sino que es el propio Sistema el que fomenta estos abusos, al carecer de controles para lo que se ha convertido en una casta que ha destrozado a las compañías de capital nacional, pese al enorme talento existente en España en este campo, y la gran situación geoestratégica del país para las conexiones a Latinoamérica y el Mediterráneo.

Portal de América - Fuente: www.preferente.com