La falta de líneas aéreas viables
Miércoles, 27 Marzo 2013 01:21

Sergio Giménez Sergio Giménez
Al hilo del artículo publicado por la diputada Ana Oramas en El Huffington Post cabe preguntarse cuáles son las causas principales por las que tantas compañías aéreas españolas han sucumbido desde el año 2006. Vaya por delante que cada caso tiene sus propias particularidades y que las circunstancias macroeconómicas altamente cambiantes de los últimos años comportan que cualquier generalización deba hacerse con la mayor de las prudencias.
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por Sergio Giménez (*)

Ahora bien, seguramente un factor común a la aviación comercial española moderna haya sido la falta de músculo financiero del que hacen gala las compañías aéreas de otros países. En efecto, a diferencia de otros sectores, el aeronáutico exige una capacidad de aguante superior al habitual. Los vaivenes del precio del combustible, la influencia de factores externos como erupciones volcánicas o revoluciones en el otro extremo del mundo, los precios de los recambios, la complejidad de esa máquina que conocemos como “avión”, la voracidad impositiva de todos los niveles gubernamentales… estos y muchos otros elementos hacen que lo que puede comenzar como un simple constipado acabe en una grave neumonía.

La normativa vigente impone que, en el momento de solicitar una licencia de explotación, los promotores de una nueva compañía aérea acrediten disponer de medios financieros que les permitan cubrir los gastos durante un periodo de tres meses sin contar con ingresos. El papel todo lo aguanta, y la teoría es buena. Ahora bien, ¿qué sucede una vez la compañía se ha puesto en marcha? En principio, las autoridades aeronáuticas deben supervisar, además de los aspectos técnicos y de seguridad operacional, también la salud financiera de las compañías aéreas. Lo cierto es, sin embargo, que no siempre disponen de los medios para hacerlo y que, en aquellas ocasiones en que surgen dudas acerca de la viabilidad económica de una compañía, se hace muy difícil tomar la decisión de suspender o cancelar su licencia, porque las consecuencias de toda índole (y especialmente las de carácter laboral) son de mucho peso. 

La prudencia exigiría, pues, iniciar eventuales nuevas aventuras aéreas con un colchón económico superior al exigido reglamentariamente. Mientras se siga pretendiendo operar contando con un apoyo financiero justito y unas previsiones de ventas y rentabilidades más que optimistas, no resulta difícil vaticinar nuevos fracasos. Lamentablemente, la actual coyuntura económica hace difícil vislumbrar proyectos de este tipo.

(*) Sergio Giménez, socio del despacho de abogados JAUSAS, está especializado en Aviación y Turismo.

Portal de América - fuente www.preferente.com

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