por  Jorge Guasp

Este hecho me hizo reflexionar sobre mis propias conjeturas, similares a las de otras personas. Cuando se produce una serie de atentados o muertes con determinadas características, es fácil pensar que cualquier hecho similar cae dentro de la misma oleada de delitos.

Algunos de los caminos por los que construimos nuestros mapas mentales de la realidad son la generalización y la distorsión. Al enterarme de la muerte de este estadounidense que residía en Salta, yo supuse que se trataba de un turista: distorsioné la información. Y al interpretar que se trataba de la muerte de otro extranjero en Salta, podría haber hecho una generalización: Salta es un destino “peligroso” para los extranjeros.

Los delitos suelen ocupar la portada de la prensa, mientras pasan desapercibidas las situaciones que mejoran a diario la calidad de vida de la población. Es obvio que nadie habla de la gente que está con vida (a menos que alguien se haya salvado milagrosamente de un accidente o una enfermedad), sino que centramos nuestra atención en quienes mueren, se enferman, etc. No menos de 300.000 extranjeros visitan la ciudad de Salta cada año. Y nadie dice que cientos de miles de ellos vuelven satisfechos a su hogar; sólo se mencionan quienes mueren, o son asaltados…

Más allá de las estadísticas sobre delincuencia, la seguridad o inseguridad percibida en las calles de un destino turístico no es la “verdad”, sino tan sólo la apreciación de cada uno de los visitantes, sobre la base de su propia experiencia e interpretación. La idea de este artículo no es polemizar sobre los índices de inseguridad, sino analizar el modo en que construimos nuestra visión de la “realidad” en los destinos turísticos. Para los familiares de un turista asesinado, el destino será, seguramente, un sitio muy inseguro. Para cualquiera de los otros cientos de miles de turistas, por el contrario, representará un destino tranquilo, sin riesgos.

Dependiendo de nuestras creencias, de lo que nos suceda y de aquella parte de la realidad en que centremos nuestra atención, veremos sitios distintos en un mismo lugar: un sitio maravilloso o uno peligroso. Por lo tanto, me parece importante tener en cuenta estos aspectos, y disfrutar del destino, tomando precauciones para minimizar los riesgos, pero comprendiendo también que no tenemos control absoluto sobre lo que sucede, y que las situaciones vividas por otros no sirven para determinar de forma absoluta el grado de inseguridad que caracteriza a un destino turístico.

Portal de América - Fuente: boletin-turistico.com