Editorial del Diario O Globo del 19/05/2012

El problema son las diferentes etapas en las que cada país se encuentra. Brasil se las arregló para mantener en las últimas décadas la continuidad de una política económica responsable, que a pesar de algunos altibajos, pero con buenas razones, es capaz de inspirar confianza y por lo tanto, atraer la inversión extranjera, independientemente del partido en el poder. A su vez, la economía argentina se manifiesta susceptible a la política, que es ciclotímica, pero en general dominada por el corte peronista nacional-populista. En la práctica, esto se traduce en una economía competitiva, donde el único foco está en la agroindustria. Por lo tanto, depende del clima.

Los Kirchner, que sacaran (Néstor) al país desde el fondo del pozo en el cambio de siglo, cristalizaron (Cristina) una política ruinosa, con el país aún fuera del mercado financiero internacional como un paria, debido a la moratoria salvaje en diciembre de 2001. El estilo de Kirchner es el activismo de confrontación, que siempre encuentra un chivo expiatorio para ocultar los problemas internos. Puede ser un enemigo externo, como Gran Bretaña, el reciente intento de Buenos Aires para reactivar la cuestión de las Malvinas. En el ámbito económico, el blanco pueden ser las empresas extranjeras que estarían "explotando la riqueza nacional", como con la reciente decisión de volver a nacionalizar la empresa petrolera YPF que fuera privatizada durante el gobierno de Carlos Menem, cuando fue comprada por Repsol de España. También hay acciones en contra de la Petrobras.

Con la entrada de capitales y las inversiones cada vez más escasos debido a tantas incoherencias, Buenos Aires fue a buscar a dólares en el comercio con Brasil, con la adopción de medidas proteccionistas contra los productos brasileños. La iniciativa ya ha dado lugar a una disminución del 54% del superávit comercial de Brasil con su vecino en los primeros cuatro meses del año.

Brasil ha tenido una paciencia china en la relación bilateral en un intento por salvar el Mercosur. Pero se vio obligado a responder de la misma manera por no haber encontrado ninguna receptividad a sus gestiones. Fue necesaria una reunión de cuatro horas de los dos Ministros de Relaciones Exteriores - Antonio Patriota y Héctor Timerman - para que fuera anunciada una tregua  junto con la reanudación de las negociaciones. Pero fua cuando el hombre fuerte del gobierno de Cristina Kirchner, el truculento Guillermo Moreno, ha hecho una de sus intervenciones irrespetuosas. Al discutirse las cuotas impuestas por la Argentina a la carne de cerdo de Brasil, disparó: "Las dos delegaciones coincidieron en que lo importante es incrementar el comercio argentino. En la medida que eso se manifieste en la reducción del déficit de la Argentina con Brasil y que nos permita exportar a Brasil más drogas, pasas, frutas cítricas y textiles, el problema de la carne de cerdo desaparece". Este tipo de declaración es inaceptable y no hace nada para mejorar las relaciones.

Portal de América - Fuente: oglobo.globo.com