Turismo: La Riqueza de las Naciones
Lunes, 02 Abril 2012 20:49

Turismo: La Riqueza de las Naciones
Hace 236 años que Adam Smith publicó un ahora famoso libro que iba a cambiar el pensamiento colectivo sobre el desarrollo, la consecución de bienestar, el progreso y, por ende, la organización de las sociedades contemporáneas. El libro se titulaba An Inquiry into the Nature and Causes of the Wealth of Nations, habitualmente traducido al español por La Riqueza de las Naciones.  Como se sabe, esta obra es considerada piedra angular de la economía de mercado.
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por  Eduardo Fayos-Solà

Asombrosamente, transcurridos tantos años desde su publicación, la cuestión del desarrollo de los países, del logro de prosperidad para sociedades enteras, sigue siendo objeto de controversias no siempre sólidamente fundamentadas. Las desigualdades económicas entre naciones se atribuyen con frecuencia a cuestiones de geografía, de clima, de dotación de recursos naturales --o a la brillantez de dirigentes y políticos. En este confuso contexto, se ha pretendido en ocasiones que el turismo es un buen motor del desarrollo, de la creación de renta y empleo, y hasta instrumento de “eliminación de la pobreza”.
Bien está. A todos los profesionales del turismo nos entusiasma pensar que esto es, o puede ser, así. Pero nos gustaría que las Naciones Unidas, la Unión Europea, y los demás organismos internacionales, nacionales y regionales cumplieran su cometido de especificar los marcos teóricos y prácticos de la política turística –y más aún cuando se esgrimen argumentos tan importantes como la contribución del turismo al desarrollo.

Dos profesores, del MIT (Massachussets Institute of Technology) y de la Universidad de Harvard  --Daren Acemoglu y James Robinson— acaban de publicar un libro clave para avanzar en el tema del desarrollo. En esta obra, cuyo título en español sería algo así como Por qué fracasan las naciones: Los orígenes del poder, la prosperidad y la pobreza, se argumenta brillantemente la tesis de que son las instituciones las que condicionan –-potenciando o dificultando/imposibilitando—el desarrollo. Las instituciones pueden ser “extractivas” (sociedades feudales, esclavistas, autoritarias…) discriminando a la mayoría de los ciudadanos en beneficio de élites restringidas, o “inclusivas”, fomentando una participación extensiva de los miembros de una sociedad. Se recupera así, para empezar, la visión original de Adam Smith de la economía como “economía política”, donde el crecimiento económico, el desarrollo y las transformaciones sociales deben ser abordados simultáneamente desde la economía y la política

Además de la innegable influencia teórica y práctica que este enfoque va a tener sobre el trabajo de las instituciones internacionales y los organismos de cooperación para el desarrollo, hay que notar también que ofrece nuevas perspectivas para el turismo como instrumento de prosperidad y progreso.

Como sabemos, el turismo impacta transversalmente sobre las sociedades anfitrionas. No es una actividad que pueda desarrollarse al margen de la realidad de las mismas. Además de generar rentas y empleo, transmite valores, formas de entender la vida, y sus efectos van mucho más allá del sector del ocio, el transporte o la hostelería. Muchos países donde el turismo ha tenido y tiene un papel importante son casos de estudio para constatar la transformación progresiva y profunda de muchas de sus instituciones y hábitos sociales. Es tema que merece mucha mayor atención si de veras vamos a argüir que el turismo contribuye a la riqueza de las naciones.

Portal de América - Fuente: www.boletin-turistico.com

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