Un desayuno buffet presentado y servido en total acuerdo con los protocolos vigentes. Ningún pasajero toma contacto con ninguno de los elementos que lo componen, hasta que luego de elegirlos, un funcionario se los entrega en mano. La seguridad y la tranquilidad que se transmite con este simple pero en estas horas, tan sensible detalle es fundamental. Además el restaurante (abre en la noche) tiene una carta muy variada, de excelente calidad y precios accesibles.
Las habitaciones están decoradas en consonancia a los requerimientos de nivel internacional de la hora y el personal en general, transmite afabilidad e idoneidad. Para nosotros, luego de esta experiencia es muy fácil recomendar el Gran Hotel Flores. Compartimos la charla con Rodríguez.
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