Charlas eran las de antes
Viernes, 29 Octubre 2010

En esta misma edición publicamos un artículo acerca del Power Point y en el mismo, comienza por afirmarse que es un software que idiotiza y se dice que eso lo afirmó el Pentágono y  el periodista francés, Franck Frommer en su libro: Pensamiento ppt

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Entrevistado por la revista francesa L'Express, Frommer fue categórico: "Hoy el PowerPoint no sirve más para apoyar un discurso, ha reemplazado al discurso.

En las reuniones, los que toman la palabra se contentan frecuentemente con leer sus diapositivas y distribuirlas entre sus colaboradores. Ahora bien, el principio de PowerPoint es el de ser simple y muy esquemático. En cada imagen, el campo para escribir es muy limitado y por lo tanto hay que resumir el pensamiento en pocas palabras". El resultado, siguió diciendo Frommer, es que "la forma condicionó el fondo del pensamiento; todo lo argumental, las demostraciones, los conectores lógicos han desaparecido y se pasa por alto lo esencial". El especialista cita el ejemplo de la NASA que, dice, "cuestionó fuertemente a los ppt por el accidente del transbordador Columbia en 2003" ya que "a causa de los elementos discursivos y gráficos de una diapositiva, los expertos dejaron pasar un elemento esencial que podría haberlos alertado sobre la posibilidad de un accidente".

El punto

Quienes nos conocen, saben de sobra que nos somos devotos del Power Point; en alguna charla, cediendo a la gentil presión de algunos colaboradores que sin decirlo explícitamente, querían cuidarnos que no apareciésemos en público demasiado "chapados a la antigua" lo usamos, pero inevitablemente, nos sentimos incómodos haciéndolo.

Si bien admitimos que hay disertantes, charlistas y/o conferencistas que son verdaderos showmans y presentan sus trabajos en una perfecta armonía entre la pantalla, el control remoto, su rostro y su voz, son notoriamente una escasa minoría y que por el contrario, la inmensa mayoría, padece y hace padecer el Power Point a la audiencia.

De la misma manera que Jorge Luis Borges advertía que la verdadera fuerza de las frases estaba en las palabras utilizadas y no en las negritas o las comillas, con el máximo respeto y obligada distancia con el legendario pensador, decimos que la verdadera fuerza de una disertación, charla o conferencia, está en lo que preparó el autor, en lo que tiene para decir y como lo dice y jamás en los efectos tecnológicos que pueda presentar aleatoriamente.

Hay veces que no puedo creer lo que veo, cuando el disertante no logra colocar adecuadamente su cuerpo durante la charla pues duda si debe mirar a la audiencia o a la pantalla, si debe pararse de frente al público y quedarse sin ver la pantalla o directamente lo que he visto hacer en alguna oportunidad, parase de cara a la pantalla y de espaldas al público.

Pero la mayoría opta por el camino del medio y entonces eligen pararse de costado, para poder controlar la pantalla y de paso, poder con mínimo esfuerzo, estar atentos al público.

Como patético complemento de esto último, algunos integrantes de la audiencia, siempre muchos, sacan apuntes durante toda la charla y en ningún momento intercambian una mirada con el disertante e inclusive, se pierden alguno de sus gestos, que a veces, dicen más que las palabras.

Tal vez el título de este artículo pueda resultar chocante, tal vez no sea toda la verdad, pero es seguro que marcará  una época.

Portal de América

 

 

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