Entre Kechichian y Liberoff, construyeron una forma de conducir el turismo uruguayo bastante distante en estilo a la de Lescano y, aplicando el pensamiento ideológico y "unipersonal" de Liberoff, concibieron una estrategia personalista (de Liberoff, el "descubridor" político de quien fuera su colaboradora en el instituto de su propiedad, la propia Kechichian), obcecada, con un perfil propagandístico neto, en el que no les tembló el pulso para "dibujar" datos estadísticos sin rigor científico y, con la colaboración de la mayoría de los medios masivos, instalar un relato en el que casi todo Uruguay cree que tenemos más de 4 millones de turistas; que por esta actividad ingresan más de 2.300 millones de dólares en divisas y que el turismo otorga más de 110 mil empleos directos, lo cual, como ya lo hemos explicado hasta el cansancio, es totalmente falso.
Si los uruguayos pensásemos en serio el turismo, deberíamos eliminar el ministerio del Gabinete, ya no tiene razón de ser hace rato. Bastaría contar con una secretaría que administrase los recursos para marketing y publicidad y ejerciese el control de las diferentes reglamentaciones, pero que esté en directa relación con un Consejo Consultivo, o de Notables, o una Entidad Supra, que sea la que diagrame las estrategias, la que conforme el Calendario de Eventos y la que tenga a su cargo la comercialización del producto Uruguay Destino Turístico. Pero fundamentalmente, ese Consejo o Entidad, debe convertirse en el interlocutor válido del gobierno central para hacerle ver a los administradores de turno de nuestro país, las conveniencias y las necesidades de la actividad. Las ferias a las que hay que acudir; los canales de publicidad y de marketing; el ordenamiento territorial de las áreas afectadas al turismo, como por ejemplo Punta del Este, Colonia, Rocha, Termas, Montevideo y demás, para que que por ejemplo no se siga con la sobredosis de hormigón en el este "haciendo que se busca empleo para sus habitantes" mientras lo que en verdad vemos que ocurre es la construcción desmedida de edificios que estarán vacíos durante la mayor parte del año, haciendo dudar cada vez más del origen de los capitales inversores. Para que a José Ignacio, al ícono indiscutible del alto nivel de la zona, le cambien la boya petrolera por un cajero automático.
Para que los hoteleros de las Termas del Arapey puedan dejar de poner la cara e inventar excusas para los turistas que llegan agobiados por el espantoso estado de la ruta de acceso (y todavía les cobran peaje!!). Para que cuando hablemos de ese destino como que "logró la desestacionalización", también digamos que finalmente cuenta con cajero automático; con destacamento de bomberos; con policlínica acorde al entorno; y una estación de servicio. Para que el turismo uruguayo ponga el pienso, y exija a las autoridades una política nacional aeronáutica y se genere la conectividad cada vez más deficitaria. Se están yendo las compañías aéreas y no hay reacción oficial.
El próximo ministerio y ministro de Turismo
#PensarElTurismo es todo eso que antecede pero, tratamos de ser realistas y aceptar que vivimos en una sociedad alérgica y temerosa a los cambios y que por lo tanto, seguiremos teniendo un ministerio de Turismo convencional, con tres cargos jerárquicos principales como todos (ministro, subsecretario y director general) y entonces, habrá que ver qué es lo que se puede venir.
No hace falta que argumentemos las razones por las cuales se impone un cambio de ideología en la conducción. Basta de hipocresía y adelante con el sinceramiento.
Tal vez nos quedamos cortos si decimos que más del 90% del empresariado del turismo uruguayo está harto de Kechichian pero mucho más de Liberoff, aunque no lo quieran decir públicamente o no lo puedan decir, en defensa de sus intereses comerciales, así de complicada, (íbamos a decir "jodida" pero nos pareció una grosería) está la cosa.
Por muchas razones que son bastante fáciles de explicar, hay consenso generalizado en la percepción de que el próximo gobierno nacional no tendrá mayorías parlamentarias. Puede ganar cualquiera de los partidos principales, pero aparece como muy difícil la posibilidad de que alguno de ellos pueda obtener más del 50% de los votos.
De confirmarse esa hipótesis, el próximo presidente deberá "formar gobierno" y por tanto, ceder ministerios, empresas públicas y demás.
Turismo aparece en la primera linea de carteras "negociables" y por ende, salvo que el Partido Independiente y/o el Partido de la Gente, peguen "un batacazo de aquellos", hay enormes posibilidades de que el próximo ministro de Turismo de Uruguay sea blanco o colorado.
En varias de las colectividades políticas mencionadas, hay cuadros con características razonables para ser elegibles, pero por obvias razones, al menos en este análisis, vamos a circunscribirnos a manejar posibilidaes entre los eventuales candidatos del Partido Nacional y del Partido Colorado, por su orden, a quienes las encuestas indican junto al FA, como las tres fuerzas con más caudal de votos posibles.
De las dos colectividades, los blancos son los que tienen mayor cantidad de posibles candidatos y sin mucho cabildeo, todos quienes estamos en el tema sabemos que hay al menos 4 o 5 elegibles.
Sin embargo, y aquí es donde nos vamos a "comprar" el mayor lío público y quizás, la molestia de algún amigo, pero tenemos la convicción de que tenemos que sugerir, para la eventualidad de que el ministerio de turismo no sea del FA, a quien vemos como el mejor candidato para convertirse en el próximo ministro de Turismo de Uruguay.
Se trata de un uruguayo que, si su inigualable carrera internacional, la hubiese desarrollado en el mundo financiero, nadie objetaría que fuese el próximo ministro de Economía y Finanzas.
Si fuese médico y contase con similar trayectoria internacional que la realizada, sin dudas, sería el próximo ministro de Salud Pública.
Si fuese diplomático, no tendría competencia para convertirse en el nuevo Canciller de la República.
Pero estuvo 17 años en el más alto nvel de la dirigencia mundial en su especialidad en turismo.
Durante dos períodos presidió la asociación internacional que rige los destinos de su especialidad, siendo el primer latino en la historia en llegar a ese máximo cargo de una muy prestigiosa corporación con más de mil afiliados en el mundo entero y con unpresupuesto de más de 5 millones de euros.
En ese cargo viajó por el mundo entero y lo sigue haciendo y en varios países era recibido con el protoolo de Jefe de Estado. Tiene varios libros escritos, dicta conferencias sin parar en el mundo entero. Es referencia obligada de varios gobernantes a lo largo y ancho de América Latina, donde preside la corporación de su actividad.
Diagramó, dirigió y obtuvo resultados exitosos siempre, con los planes de turismo de su autoría en países como Argentina, Chile, México, Ecuador, Costa Rica, entre otros.
Su agenda de contactos personal es poco probable que la ostente algún otro uruguayo involucrado con el turismo.
Tenemos entre nosotros al Messi del turismo.
Se llama Arnaldo Nardone.
No lo hablamos con él.
Se lo comentamos apenas a un par de personas en las últimas horas.
Si queremos #PensarElTurismo de aquí en más, no hay nadie mejor para que nos guíe.
Lo dijimos.
El empresariado turístico del Uruguay debería tomar esta idea como bandera.
Arréglense como puedan.
Portal de América