Lo que manejamos en este caso específico -por encima de la opinión- es información pura y nos consta que el objetivo con las medidas tomadas a partir de los últimos anuncios era el de patear el tablero y duplicar al menos el mercado aerocomercial. De lograrlo, demás está decir que generaría riqueza, empleo y todo lo que conlleva un cambio de tal magnitud.
En la Argentina actual, hacer una movida de esta naturaleza -como es debido- llevaría demasiado tiempo, entonces con una mezcla de autoritarismo y practicidad, el equipo de Macri tomó por el atajo y anunció lo que todos sabemos.
A pesar que Alas del Sur es un proyecto que está solamente en el papel y no tiene ni un solo avión, sabemos que el frenazo a Flybondi fue determinado exactamente por lo mismo, no pudo acreditar un leasing siquiera.
Pero el gran mar de fondo es la situación de Avianca, o mejor expresado de Avian, o si quieren, -la justa- la de Sinergy Aerospace, la firma de los Efromovich que se han cortado en soledad del resto del grupo de accionistas del gigante colombiano y han negociado la compra de Macair directamente con la familia del presidente argentino.
Macair es una empresa que no tenía líneas regulares que cumplía un servicio de transporte para ejecutivos con aviones de pequeño porte y lo que habría recomendado la Junta Aeronáutica al ministro de Transporte Dietrich habría sido la adjudicación de las rutas solicitadas y el upgrade del AOC de pequeño a gran porte para los aviones pedido por los Efromovich.
Como de instalarse, Avian no dejaría de ser vista como la empresa "que era del presidente" y funcionaría como empresa privada con las claras reglas del mercado -incluido el personal-, esas dos cualidades serían demasiado para que el sistema político y el sindical las acepten.
De paso, vale descartar la idea que sobrevuela en muchos sectores indicando que el NO del estribo a Avian es obra de Lopetegui para favorecer a Latam. El stand by es directa determinación de Macri y el ex LAN nada tuvo que ver. Si hubiese querido hacerlo, lo habría "cortado" desde el arranque.
En estos momentos, Argentina en materia de aviación comercial es una olla a presión y nadie sabe hasta donde puede llegar a quemar el contenido si salta la tapa.
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