Los 157 apartamentos que conforman el proyecto demandan una inversión de 100 millones de dólares. La mitad de las unidades vendidas fueron compradas por argentinos. La obra comenzó hace poco más de un año y tiene fecha estimada de culminación para 2017.

La mampara en los taxis se utiliza en Montevideo desde el año 1994. Su instalación se decidió luego de una serie de asesinatos de taxistas. Su uso se hizo polémico por los traumatismos de cráneo-faciales graves que sufren pasajeros al darse contra ella en accidentes de tránsito. Para Óscar Dourado, presidente de la patronal del taxi, sacar la mampara es algo que se está pensando, ya que es una de las razones por la que más se queja la gente y lo harían en el marco de un plan para mejorar el servicio ante la llegada de Uber a Montevideo.

Que una obra de la envergadura del complejo con licencia del xenófobo norteamericano pare porque alguien había guardado el botín de embutidos en un morral es una muestra más de como funcionan algunos sindicatos en Uruguay. ¿Dónde está la lógica del paro?.

Bastante más complejo pero a nuestro entender bastante ilógico también es el paro en protesta por la eventual quita de las mamparas.

La principal causa de inseguridad para los taximetristas no sería trabajar en un automóvil sin mampara sino seguir haciéndolo como hasta ahora con dinero en efectivo. Todo aconseja que debe eliminarse por completo y el mejor ejemplo de como hacerlo justamente fue aportado por Uber, que se pague únicamente a través de tarjetas de crédito o débito con soporte online. Se dice (y debe ser cierto) que la causa por la que esta posibilidad no avance sería el riesgo que desaparezcan las propinas. Si es verdad, es increíble. Bastaría que en la liquidación del trabajador sea agregado (incluido) el universal diezmo proveniente de la recaudación bruta en la que al precio del servicio debería ser a su vez agregado como insumo.

Cuando comienza la temporada de playa cada año se reporta el paro de guardavidas en alguna zona de la costa; en vísperas de algún período vacacional señalado como semana santa, vacaciones de julio o de alta temporada de verano aparece como por arte de magia algún paro de controladores aéreos.

Del mismo modo que estamos convencidos que ante una situación extrema, la huelga es uno de los principales derechos humanos, entendemos que hacer paros de este tipo, son maniobras improcedentes y en la mayoría de los casos consiguen el efecto contrario al buscado. Para entendernos, basta recordar el paro de 48 horas de los empleados de Pluna el 3 de julio de 2012 que le sirvió en bandeja a Mujica el cierre definitivo al contar con los 13 aviones de la aerolínea estacionados en el Aeropuerto de Carrasco.

Desde ya declaramos que sabemos que este tipo de opinión editorial equivaldrá en los sindicatos que una vez más seamos catalogados afines a la patronal como tantas otras veces, desde las patronales nos endilguen lo contrario o desde el gobierno nos adjetiven como opositores y desde alguna corporación como funcionales al mismo gobierno.

Pero lo que tenemos más claro en este tipo de encares es la independencia editorial, la coherencia y la ecuanimidad.

11 chorizos y casi tres mil mamparas no abonan la condición de seriedad y hasta en algunos casos de excelencia que queremos autoadjudicarnos como país.

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