por Sergio Antonio Herrera, desde Salinas, Uruguay
Después de la tierra de Zorba nos tocaba Londres y sabía que usaríamos el metro y al entenderlo me corrió un escalofrío, el que pude dominar y superar pensando que quizás no era tan peligroso como manejar la camioneta por Villa Española o Malvín Norte.
Y después vendría París y tenía muy claro que nos sentaríamos a alguna mesa en alguna vereda o terraza del Barrio Latino o por los Campos Eliseos y se me pasó por la mente que tanto en la ciudad luz como en Roma, Madrid o Barcelona podríamos ser blanco de algún terrorista suicida y esta vez el salvoconducto del pensamiento fue decirme a mi mismo que en todo caso, correríamos el mismo riesgo de sentarnos en alguna vereda o terraza de Punta Carretas o Carrasco aunque con un riesgo diferente pero riesgo al fin, máxime si era viernes y los copadores llegaban falopeados con lo poco que les quedaba y venían a buscar capital para la compra del finde.
Y encima tuve que dejar de fumar cigarrillos porque a pesar que me encantaba me hacía mal.
Y además tuve que dejar de tomar vino o cerveza con la cena, o un whisky antes de la misma, porque después tengo que manejar y corro el riesgo que por la manga de salames que lo propiciaron pagando con sus vidas y cobrando las ajenas, me hagan soplar el espirómetro.
Con el ingenio que les caracteriza, los argentinos bautizaron el diabólico combo constitucióncaduca-juecespermisivos-parlamentariosciegossordomudos como PUERTA GIRATORIA, que es en la que giran los inimputables de allá y de acá y son nuestros ISIS.
Pasaron casi tres lustros del 11S en Manhattan y las vejaciones de la seguridad aeroportuaria universal nunca dejaron de agravarse.
¿Qué nos espera después del 13N?
Nunca fui fatalista, más bien desde que me conozco fui soñador, fantasioso, siempre quise tener la familia que gracias a Dios tengo pero, la disfruto condicionado, rezando porque a diario, todos y cada uno regresen y además, lo hagan sanos y salvos.
¿Para qué tanta salvajada por dinero y poder de los adelantados?
¿Para qué tanta salvajada para castigarlos?
¿Por qué tanto fanatismo?
¿Es que todo vamos a perder en esta guerra?
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