Cuatro días más tarde, el viernes 5 cuando faltaban diez minutos para las 8 de la mañana en Uruguay, en la web de El Espectador se publicaba un informe especial del programa En Perspectiva por el que se develaba la verdadera identidad del hasta entonces conocido como Antonio Sánchez o "El Caballero de la Derecha" e indicando que tenía indesmentibles lazos de relación con la empresa de López Mena.

Esa situación degeneró posteriormente en el desmantelamiento de la supuesta compra de aviones en la que estuvo implicada la plana mayor del saliente Poder Ejecutivo y aunque han pasado ya más de dos años nada ha sucedido a nivel judicial con los responsables.

El escrache mediático sin embargo ha operado como una tácita sentencia cuya condena fue la pérdida de la impunidad con la que el empresario argentino había contado hasta ese momento.

Producto de esa bajada al llano de López Mena, la modesta aerolínea BQB creada luego de una Due Diligence efectuada por éste a Pluna, luego de la cual había firmado un compromiso de confidencialidad pero no uno de no competencia, comenzó a enfrentar la cruel realidad, aquella que indicaba que era conducida por neófitos en aviación comercial y que a pesar de haber obtenido de parte del gobierno uruguayo el otorgamiento de 26 rutas y 400 frecuencias semanales  jamás salió del elemental esquema que le permitía abordar su miniflota de turbohélices ATR.

Desde el inicio de operaciones BQB fue una empres deficitaria, sostenida por el gran negocio fluvial de la empresa madre, operadora de más del 80% del tráfico de esa modalidad en el Río de la Plata.

La última locura del grupo fue el acuerdo de leasing operativo suscrito con Vueling por el cual en el verano pasado BQB operó con un Airbus 320 traído ACMI (arrendado con tripulación, seguros y mantenimiento incluidos, la forma más cara) las rutas a Santiago de Chile, San Pablo y Río de Janeiro, las cuales increíblemente discontinuaron en el mes de abril porque "en pocos días" (como dijeron) llegaba un Airbus 319 en leasing financiero. Esa aeronave llegó en mayo, pintada con los colores de la empresa y jamás voló para la misma.

Este sábado 13 de diciembre pasado, luego de siete meses estacionado en el Aeropuerto de Carrasco, el Airbus 319 matriculado CX-SAN  partió hacia Touluse, su lugar de origen.

Difícilmente se conocerá algún día el monto de la verdadera fortuna dilapidada en "jugar a los aviones" por parte del grupo. Pero es fácil estimar, teniendo en cuenta las millonarias pérdidas de la ruta desde Punta del Este a Porto Alegre vía Rivera, más los perjuicios generados tras los incidentes de sus aviones desde principios de 2014 (denunciados únicamente por el PDA) por los cuales la empresa fue obligada por las autoridades a ingresar las máquinas a mantenimiento y de esa forma perder la posibilidad de cumplir con los acuerdos asumidos para transportar pasajeros al Mundial de Brasil.

A todo ello hay que sumarle (sin contabilizar penalidades por cancelación de contrato) como mínimo los tres y algo de millones de dólares que costó la aventura del 319 recién finalizada.

El Francisco también

Dentro del gran misterio informativo, luego de un largo tiempo en el que nadie sabía a ciencia cierta el porqué el nuevo barco denominado Francisco no estaba operando, ahora lo está haciendo.

La verdadera causa de la ausencia en servicio de la referida embarcación se originó en la imposibilidad de obtener combustible (gas líquido) debido a que no se habían completado los trámites en Argentina para acceder al suministro.

En la actualidad Buquebús ha conseguido la carga nocturna del fluído pero no lo puede hacer en las horas diurnas. El llenado de los tanques con gas líquido oscila en un costo de alrededor de 18 mil dólares y cuando debe hacerlo con diesel la cifra trepa a 48 mil verdes.

Cada día que pasa queda más de manifiesto la importancia que tiene el negocio fluvial de Buquebús. Además de generar riqueza para sus propietarios, financia con holgura sus caprichos y errores.

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