Cuando se temió que algunas obras de infraestructura no se terminaran en plazo, el gobierno brasileño hizo lo necesario para que se tuviera todo listo.

Cuando los precios de las estadías de hoteles se dispararon, gobierno y gremiales acordaron tomar como referencia los valores de la alta temporada, para que los apetitos especuladores de unos pocos, no hicieran fracasar el esfuerzo de la gran mayoría.

Cuando por la forma de disputa fijada por la FIFA se vio que los precios de los vuelos se disparaban astronómicamente, el gobierno declaró cielos abiertos para el período que dure el mundial, las compañías aéreas que hacen vuelos de cabotaje topearon los precios, y ahora se anuncian 16.000 vuelos más para atender a esa demanda.

Queda el tema de las entradas, cuyo control lo tiene la FIFA. Su venta se estableció a través de la web, con un sistema "a prueba" de la posible reventa, para evitar que los precios se dispararan. Sin embargo, consultados algunos operadores turísticos de plaza, supimos que las mismas están llegando a sus manos a valores cinco y más veces que los originales, lo que significa sobrecostos de U$S 500 y más por entrada.

Desconocemos si sucede lo mismo en los otros países, pero debemos asumir que si en el caso de un mercado chico como el uruguayo, los sobrecostos son esos, en mercados más grandes, con mayor número de interesados, la situación por lo menos debe ser similar. Si tenemos en cuenta que Brasil espera entre 750.000 y 800.000 turistas más debido al mundial, tenemos un promedio de 25.000 personas por selección visitante. Si multiplicamos  62 partidos por esa cifra, tenemos que potencialmente habría 1:550:000 entradas expuestas a dicha maniobra, lo que daría sólo por este concepto un posible sobrecosto global de U$S 775 millones.

La FIFA posee varios controles para impedir que los simpatizantes ingresen a los estadio del Mundial con tickets comprados en la reventa. Uno de ellos es que cada entrada cuenta con el nombre, apellido y documento del comprador. Si los operadores turísticos que deben pagar esos sobreprecios por las entradas las reciben en forma, queda la duda de quiénes y cómo sucede eso.

A medida que se acerque la fecha de inicio, se irán resolviendo las interrogantes, tanto las que puedan pesar sobre los temas en los que se ha actuado, como vuelos, hoteles e infraestructuras, como las que quedan o puedan surgir sobre la organización, sea entradas, acreditaciones, traslado de delegaciones y seguridad.

Una vez que inicie el Mundial, las dudas y suposiciones darán paso a la realidad. Sólo resta desear que sea una gran fiesta y no un gran fiasco.

Portal de América - por Eliseo Sequeira