Cuando "salíamos de garufa", el riesgo mayor que corríamos era volver con algún ojo negro si por esas casualidades teníamos la mala suerte de coincidir en alguna "generala" o si nos tocaba algún borracho cerca en un boliche y además, la ligábamos.

A fuerza de tarjetas rojas, goleadas en contra y papelones varios, hicimos añicos las glorias de Amsterdam, Colombes, Montevideo y Maracaná, hasta que hace bien poco vino a rescatarnos el Maestro y nos puso en el Top Ten y nos hizo cabezas de serie y todavía hay quienes le echan en cara que hace tarde los cambios y tiene suerte.

Los "maulas" como Pelé, Maradona y Messi embrujaron al mundo, mientras nuestros Rochas, Maneiros, Sosas, Francéscolis y demás, paseaban su clase por el orbe con el contrapeso de los guapos de atrás, hasta que nos vinieron a rescatar Suárez y Cavani. Antes lo hizo Forlán pero..."mirá si va a ser el mejor del mundial"...

Nuestras playas de tres meses se redujeron a, con suerte, un mes.

Y la globalización (¿o antes?) nos corrió el velo y pudimos saber que había playas espectaculares en los cinco continentes.

Las pruebas Pisa fueron la gota que desbordó el vaso pero sabíamos desde antes que la educación, educación, eduación, era cosa del pasado y que junto con ella se fue la solidaridad si es que alguna vez aquí estuvo.

Hay corrupción en todos los ámbitos, la que se conoce y la encubierta.

Hay políticos y magistrados procesados.

Pero lo más grave es la autocensura de los medios y la obsecuencia de los medios.

Cuando no hay más remedio se da la noticia que involucra a un avisador pero hasta ahí. Nada de seguimiento ni de investigación.

Si está dentro de un caso político se enchastra sin pudor y sin piedad a ciudadanos absolutamente primarios que no tienen sentencia y se titula con sus nombres y se los fotografía esposados.

Pero si se trata de un gran avisador, no importa que tenga comprado con dádivas al sistema político y que pretenda engañar a la autoridad usando testaferros no en una, sino en varias ocasiones. En este caso, no hay memoria, ni seguimiento, ni investigación. Hay avisos.

Y si se trata de un abusador de menores pobre, se lo escracha.

Pero si es de alto nivel social y económico, se recuerda que no hay que publicar el nombre de los primarios y se acuerdan que hay que poner en las crónicas, apenas las iniciales.

Importamos barrabravas; narcotraficantes; copadores y secuestradores express.

Ahora salimos de casa y no sabemos si volvemos y lo que es peor, ahora estamos en casa y estamos inseguros.

Ya no decimos contigo, ahora es con vos.

Pero somos un caso de éxito.

Pero somos los más transparentes.

Pero somos los que mejor distribuímos.

Pero somos el país del año.

Ofrecemos nuestras disculpas porque no sabemos de qué nos quejamos.

Como el Uruguay no hay.

Portal de América