Al afirmar esto puede pensarse que lo hacemos desde un pedestal en el que nos habríamos situado por entender que la tenemos más clara que los demás.

Luego de 48 años en el turismo y 27 en el periodismo de esa actividad podemos decir que nos consideramos bastante conocedores de la misma (bueno sería que así no fuese) pero sin falsa modestia, admitimos carencias en algunas asignaturas que la componen y entre otras, las estadísticas y las económico-financieras por ejemplo, razón por la cual siempre que podemos, acudimos al consejo y la ayuda de expertos en esas materias.

Si bien mucho hemos aprendido y nos hemos preocupado de estudiar, bastante limitados son aún nuestros conocimientos en aviación comercial, actividad que no dudamos en calificarla como "la tumba de los cracks", sobremanera de esos cracks que escriben y hablan queriendo aparecer siempre, como los dueños de la verdad, como de alguna manera nos lo han hecho querer creer en algún evento.

Hechas las salvedades del caso, para eliminar antes de que nazcan, los comentarios inútiles que suelen enviarse para "matar al mensajero", decimos que es preocupante, alarmante y de ninguna manera entendible, que en Uruguay, luego de la aberrante reciente historia de Pluna, desde el cierre, pasando por las parodias de subastas, la ineptitud manifiesta en todo lo subsiguiente, fundamentalmente en lo que tiene relación a los aviones Bombardier y la exasperante lentitud y misterio de cara al inicio de gestión de Alas Uruguay, se siga "volando sin instrumentos", aplicando la baqueanez de quien o quienes es o son designados para actuar por el Poder Ejecutivo y no se haya resuelto apelar al asesoramiento de expertos internacionales.

Cuando fueron anunciadas (y realizadas), las Jornadas de Reformulación y Análisis de la Política Aeronáutica en diciembre pasado, creímos que se había iniciado una nueva etapa, sobremanera, cuando a raíz de ese evento, se aceleró la convicción (con el claro protagonismo de la Cámara de Comercio de la Aeronáutica, de la mano de ALTA) de la necesidad de alinear el precio de los combustibles para las aerolíneas que operan en el país, lo que fue anunciado finalmente, luego de cinco años de negativa de ANCAP y su Presidente Sendic, en enero del corriente año en la Torre Ejecutiva.

Si bien hubo reacción favorable a las demandas surgidas por la acción de los actores directos (léase Puertas del Sur, Gerentes Generales locales y demás actores privados) queda claro, al menos para todos quienes están por dentro de la actividad, que la llegada de Air France y de Air Europa respondió a la decisión de las autoridades de las mencionadas compañías.

Pero por ahí quedó la cosa y a pesar que de alguna manera se está trabajando en alguna idea, vemos con asombro que la suerte y la propia confirmación de existencia de la nueva aerolínea de referencia, está por fuera del organismo competente, del ministerio que conduce la marcha de la aviación comercial en el país, nada menos que el que preside la Junta Aeronáutica, el Ministerio de Transporte.

Ni el Ministro Enrique Pintado ni su equipo tienen relación con lo poco que se sabe se hizo para que nazca Alas Uruguay.

Y este dato de la realidad no se da por desidia de Pintado ni falta de interés de su parte ni de su staff, lo cual debe constar.

El sistema que reina en nuestro país, hablando de aviación comercial, históricamente fue mal manejado y las carencias de conocimiento del sistema político acerca de esa actividad, que como se verá cuando se presente alguna vez un estudio de impacto en la economía, es de vital incidencia, tuvieron su curva más negativa desde el 5 de julio hasta estos días.

Los políticos uruguayos necesitan capacitarse con respecto a la aviación comercial, es imprescindible generar esa capacitación.

Los comunicadores uruguayos, necesitan capacitarse con respecto a la aviación comercial, es imprescindible generar esa capacitación.

Y para llegar a dar cumplimiento a la satisfacción de esa necesidad, se debe trabajar de modo profesional con profesionales (redundancia voluntaria).

Se puede tener muy buena voluntad cuando de paso, se pueda mostrar alguna acción inserta en supuesta gestión oficial y quizás, se la pueda vestir con mucho brillo y marcas de primera.

Pero si para la organización no se le da su lugar a los profesionales, no se hará otra cosa que jugar para la tribuna.

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