El sol, la gran atracción
Viernes, 19 Julio 2013

El sol, la gran atracción
"Vamos a acortar el invierno" fue la idea que originó este viaje que estamos realizando entre Panamá y Miami. No hemos sido nada originales por cierto, esta costumbre se viene llevando desde tiempos inmemoriales y comenzó a instalarse como práctica con la primera gran explosión del turismo allá por mediados del siglo pasado.
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En esa época, un viaje normal para viajeros del sur era cruzar el Atlántico en un barco de línea, travesía que en su ida y vuelta demandaba un mes, al que se le agregaban al menos otros dos meses más de estadía en el Viejo Continente.

Si bien la mayoría de los desembarcos se registraban en Barcelona o en Vigo, también había tráfico y mucho, a diferentes puertos franceses, italianos y portugueses.

Con el advenimiento de la era del jet, la costumbre comenzó a variar y se puso de moda comprar tickets Air/sea que propiciaban  por ejemplo la ida en avión a alguna capital europea y el regreso en barco.

Otros destinos preferidos para "acortar" el invierno eran Río de Janeiro y muy rara vez, algún punto del Caribe.

Pero siempre, el gran atractivo era la búsqueda del sol y todo lo que el astro rey trae consigo en relación al turismo.

Sol y playa ha sido y es, la modalidad principal del turismo internacional y en su entorno es que se ha ido desarrollando el turismo hasta nuestros días.

Recordamos con simpatía y ¿por qué no?, cierta nostalgia, algunas propuestas oficiales de organismos de turismo regionales que "aseguraban" el sol e incluso se comprometían a devolver el dinero del alojamiento de los días que estuviese nublado o lloviese.

Lástima que no lo esté aplicando Miami o el Condado de Dade o el Estado de la Florida. Llueve desde que llegamos (parece que hoy hay tregua).

Y aquí llegamos al punto de este artículo.

Hay destinos en los que cuando llueve, se arruina el programa prácticamente en su totalidad.

Hay otros como éste, que ofrecen muchas posibilidades de sustitución del sol.

La construcción de esa oferta es la que asegura además, la desestacionalización del destino.

Pero para construirla aunque suene paradójico, no se requiere solamente hormigón. Es más, muchas veces no es necesario.

La construcción de un destino turístico pasa primero por definirlo y tomar debida nota de sus fortalezas y debilidades y ponerse a trabajar para alentar las primeras y minimizar las opuestas.

Habrá que agradecerle a Dios tener sol en algún período del año y habrá que remangarse y trabajar con creatividad para la generación de atractivos que lo sustituyan cuando no está.

Portal de América

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