La prensa digital independiente, sobremanera los medios especializados como éste, tienen la bendición de funcionar en este maravilloso soporte democratizador llamado Internet.

Por esa causa, muchos existimos.

No estamos obligados a colaborar con la industria del papel ni de la imprenta con los altísimos costos que ello implica. Para producir una edición digna, además de contar con banda ancha, el hosting, la propiedad de dominio correspondiente y una computadora, "solamente" hace falta entender del negocio y animarse a expresar las ideas propias, las opiniones propias, las convicciones propias.

Suponemos que las presiones que debe soportar el PDA en Uruguay, deben ser las mismas que soportan medios colegas en todos los países.

Es esta una de las peores estrategias para coartar la libertad de expresión. El semblanteo, el ninguneo, la ausencia, la indiferencia y lo que es peor, el rumor.

Aquel funcionario del gobierno a quien le cuestionamos su gestión, generalmente empieza por cortar el diálogo y termina, haciendo desistir al medio tácitamente de todo intento de conseguir la publicidad oficial.

Aquel dirigente empresarial a quien le cuestionemos su gestión, empieza por cortar el diálogo y termina, "vengándose", dando la orden que no nos envíen las gacetillas de prensa y no nos invitará jamás a ningún evento por ellos producidos.

Aquel empresario a quien le cuestionemos su gestión, empieza por cortar el diálogo y termina al igual que el funcionario de gobierno, haciendo desistir al medio tácitamente de todo intento de conseguir la publicidad de su marca.

Como se puede ver, los medios como el PDA, que eligen hacer periodismo independiente, ecuánime, coherente y de propuesta, están condenados a no tener diálogo con los "principales" protagonistas de la actividad.

Deliberadamente entrecomillamos la palabra principales.

Los funcionarios del gobierno pasan y, salvo honrosas excepciones como los Villar, los Amestoy o los Lescano, rara vez son "principales", no es fácil llegar a serlo.

Los dirigentes empresariales, salvo honrosísimas excepciones actuales y pasadas, deberían bucear en la historia y averiguar quienes fueron y qué hicieron, prohombres como el mismo Amestoy, como Buencristiano, como el gran Bruno Musitelli. Ostentar un cargo atornillarse al sillón y empequeñecer a la institución que se representa, no es ser "principal".

Entre los empresarios, el grado de "principal", es una cuestión de la que se encarga inexorablemente la historia. El mercado, el éxito o el fracaso pero también las formas, son los ingredientes que ayudarán a ese veredicto.

Ayer puntualmente, el detonante de nuestro estado de ánimo crispado (en uruguayo, el que nos hizo agarrar flor de calentura) fue la actitud de uno de estos "principales". El que cree que nos usa, inundándonos de gacetillas mal redactadas, fuera de tiempo y de contexto y respondiendo siempre que lo convocamos para  salir al aire pero jamás, cuando lo llamamos para algo que nos interesa a nosotros. Ayer, una vez más, no dio la cara y explotamos. Pero vale la pena aclarar que este personaje no es tan importante como para por sí solo, hacernos cambiar la forma de editar el PDA, el verdadero disparador fue la suma de actitudes de los varios principales.

Pero ya se nos va a pasar, es más, ya se nos pasó.

Seguimos a contramano, porque en este medio, solo son auspiciantes los que deciden serlo y compran solamente, el espacio que ocupa el banner.

Portal de América