Ese importante segmento del principal mercado emisor del turismo uruguayo, ha dado vida primero a Pocitos y a Carrasco, luego a Punta del Este en general y posteriormente a La Barra, Manantiales a José Ignacio y de alguna manera está por ir por Rocha.

Pero también son los que han edificado, en la teoría y en la práctica sitios como Florianópolis, Camboriú, el Nordeste brasileño, buena parte del Caribe y hasta Miami, Florida.

Hace algunos días alguien que de este negocio sabe mucho nos dijo que el gran problema es que a los argentinos afines al gobierno K los han convencido que venir a veranear a lugares como Punta del Este es algo así como traicionar a la Patria.

Como muchos de esos veredictos emitidos por librepensadores rioplatenses, éste, puede ser discutido pero no se le puede ignorar.

Si nosotros pensásemos en poner un restaurante en las inmediaciones de Luis A. de Herrera y 26 de Marzo, en Montevideo, seguramente que haríamos un gran esfuerzo promocional en primera instancia en el vecino World Trade Center y en el propio Montevideo Shopping, ¿verdad?, pero ¿deberíamos quedarnos conformes con ello solamente?, o tendríamos que ir a buscar otros segmentos del universo posible y no sólo de la ciudad, del país, no estaría mal hacerlo conocer fuera de fronteras, "por si las moscas".

No poner todos los huevos en una sola canasta es un principio más viejo que las propias gallinas, por exagerar.

Escuchamos con mucha atención las voces que se alzan siempre que hay crisis y en un intento muy bien intencionado pero a la vez, lejano a la realidad posible, aconsejan promover hasta en Asia.

Hagamos de una buena vez un estudio de factibilidad y con los resultados en la mano, debatamos pero de verdad.

Tal vez ha llegado la hora de tomar decisiones similares como las que oportunamente se tomaron para construir la Torre de las Comunicaciones, salvar el Banco Comercial o poner en práctica el Plan de Emergencia Social, es decir, tal vez llegó la hora de invertir bastante por encima de los cien millones de dólares, como decíamos allá por 2006 en el PDU (click aquí): "Cien millones. Creo que nadie, excepto quien esto escribe, en el Uruguay de hoy, podría atreverse seriamente, a sugerir la inversión de cien millones de dólares para desarrollar el turismo... Quizás por esa razón, convencido de que nadie lo hará, muy lejos de pretender ser original, quiero por lo menos, poner la idea sobre la mesa. Ante la casi segura pregunta de ¿por qué esa cifra?, intentaré responder: es un número con antecedentes. Se gastaron bastante más que cien millones de dólares en la controvertida, polémica y a todas luces, prescindible construcción de la Torre de las Telecomunicaciones... Se gastaron bastante más que cien millones de dólares en el oscuro salvataje del ex Banco Comercial... Se van a gastar más de cien millones de dólares, anuales, en la ejecución del Plan de Emergencia...Más allá de la certeza de lo impropio de los dos primeros ejemplos y lo acertado y quizás, absolutamente necesario del tercero, lo que quiero significar claramente es que esa cifra, no sólo es palpable, real, posible, sino que además, en ninguno de los casos citados, significó el caos ni el quiebre de caja."

Tal vez con esa convicción y con esa "licencia" de antecedentes, nos animamos y vamos de una buena vez a la conquista de San Pablo, el único mercado a mano que podría significar una alternativa válida, similar a la del argentino.

Pero claro, para llegar a hacerlo, hay que en primera instancia pensar, luego admitir que nunca hay verdades absolutas y mucho menos en el turismo y finalmente, recordar que los hombres pasan y las instituciones quedan.

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