Pensar Punta del Este
Miércoles, 19 Septiembre 2012
Leemos, oímos y vemos, noticias relacionadas con el sector y cada 24 horas debemos comparecer aquí, ante ustedes y contarles nuestra opinión, nuestra forma de ver los temas puntuales. En estos días, hemos sentido varias veces la sensación de hartazgo al insistir en la crítica, en el reclamo, en la denuncia, por eso hoy, decidimos enfocarnos a una cuestión tal vez más reflexiva y elegimos para ello algo que tiene quizás, la misma antigüedad que Punta del Este pero a la vez, suma importancia para todos los involucrados. ¿El principal balneario uruguayo debe ser un destino masivo o uno exclusivo?.
Al menos nosotros, no planteamos el tema desde un ángulo social, clasista o frívolo, pretendemos hacer el análisis con un marcado enfoque empírico, una de las indiscutibles (creemos) cualidades o virtudes que podemos ostentar.
LO primero que hay que decir es que a "La Joya de la Corona" no se la ha blindado como sería de esperar, con regulaciones idóneas y pensadas exclusivamente para tan importante instrumento.
Una pregunta que habría que hacerse un tanto más seguido es ¿Por qué Punta del Este es lo que es?.
Hemos manejado muchas veces la afirmación que el turista argentino es el gran marquetinero del turismo regional e internacional.
Prácticamente todos los destinos turísticos de América Latina, el Caribe e inclusive algunos de Estados Unidos tienen el sello inconfundible que indicaría "Made for argentinians" y Punta del Este quizás sea sin dudas, el que más se identifica.
El gran problema es que, o nadie supo poner el límite, o el freno, o tal vez han sido más influyentes o más poderosos, los interesados en el árbol, eternos desdeñadores del bosque (nunca tan bien utilizada la conocida expresión).
No es nada clara la ley de costas en Uruguay o al menos no es nada clara su forma de aplicación, entonces vemos las más variadas transgresiones al respecto.
La discrecionalidad con la que se manejan las excepciones a las regulaciones en la construcción, está tan presente que no haría falta recordarlas.
La creciente inseguridad, las agresiones al medio ambiente, el déficit en oferta de ocio, en la continuidad y programación de ofertas culturales y la necesidad de un impresindible golpe de timón en las propuestas gastronómicas, son algunas de las cuestiones a debatir.
Entonces.
¿Qué hacer?
Entendemos que la primera medida inteligente sería sentarse alredeor de una mesa quienes no solamente están involucrados con la marcha de Punta del Este en el día a día o desde los circunstanciales cargos de gobierno, nosotros creemos que al menos a las primeras convocatorias deberían comparecer residentes, visitantes permanentes, propietarios, inquilinos frecuentes y fundamentalmente, líderes de opinión, obviamente, de ambas orillas del Río de la Plata.
Y todos juntos "Pensar Punta del Este".
Si se logra, nunca más deberemos preocuparnos los unos y los otros, de las oscilaciones cambiarias ni de los fundamentalismos coyunturales del poder.
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