Mientras leíamos esta noticia en el boletín de los colegas de Travel Update, recordamos una muy extensa y esclarecedora charla que mantuvimos hace un par de semanas con un amigo que nos llamó desde el exterior para intercambiar información y opiniones respecto a la situación generada en Uruguay tras el cierre de Pluna.

En esa charla, además de comentarnos que nuestro país, dado el lamentable dato de la realidad que lo muestra sin su habitual y principal aerolínea de bandera, puede medir ahora con la más absoluta exactitud el impacto que causa a su economía precisamente esa contingencia, nos invitó a pensar en el día 13 de setiembre, lo que podríamos señalar como "el día después", de la subasta claro.

Y en ese contexto imaginario, obviamente lo primero que aparece es lo que otro amigo bastante sabio, ha denominado "la mochila de Pluna" (el precio del combustible que estipula ANCAP; la maldición ATC y el pésimo relacionamiento con el gobierno K).

En la charla teléfonica señalada, surgió el tema de Aerolíneas Argentinas y como hacemos siempre que se toca el mismo, expresamos nuestra crítica respecto al oneroso subsidio que le da el gobierno argentino a dicha empresa que se calcula en casi tres millones de dólares diarios.

Nuestro interlocutor estuvo de acuerdo en cuanto a lo oneroso del subsidio y señaló que para llegar a esa cifra se contabilizan excesivos gastos, comunes a la política de ese país y un desproporcionado número de funcionarios, específicamente de pilotos, pero que el "oxígeno" que propicia la supervivencia, no está para nada mal pensado, dado que Aerolíneas Argentinas funcionando, a su vez moviliza un importante sector de la economía del vecino país por servicios directos e indirectos y el natural efecto que genera la movilización de tan importante masa de dinero.

En este ejercicio diario que nos hemos propuesto para seguir pensando nuestra actividad y compartir esas reflexiones con nuestra audiencia, teniendo en cuenta estos apuntes detallados más arriba y comenzando a "medir tácitamente" los negativos efectos del cierre de Pluna, creemos que cada día más avanzamos hacia la certidumbre que indica que las aerolíneas de bandera o de referencia, más allá de su forma o composisicón accionaria, deben existir si o si y que el Estado, contrariamente a lo que termina haciendo siempre, debe intervenir antes, a la hora de plantear las reglas de juego y por supuesto, revisar el costo del combustible, específicamente la pesada carga impositiva; despejar el horizonte de cualquier anomalía que afecte la seguridad y el correcto ritmo operativo de sus cielos y replantarse la estrategia de relacionamiento aeronáutico con sus vecinos.

Pero todos los involucrados con el sector, no solamente el Estado, debemos proponernos cuanto antes, diseñar y poner en práctica una política aeronáutica moderna y eficiente.

Portal de América