Gente del turismo: ¡a las cosas!, con el know how del error
Lunes, 20 Agosto 2012

El pensador español que quería ser argentino, José Ortega y Gasset conoció a la Argentina en época de crisis. Su mandato "¡argentinos, a las cosas!" surgió de una relación íntima con el país, incluidas sus mujeres, y de una añoranza de "vida criolla". Ese mandato suponía un diagnóstico que aún tiene vigencia: el fondo de descontento y tristeza de los argentinos, su sensación de ambiciones frustradas por anticipado, la búsqueda de modelos antes que de soluciones propias, les impedía usar a fondo su excepcional capacidad. El pensador español que quería ser argentino, José Ortega y Gasset conoció a la Argentina en época de crisis. Su mandato "¡argentinos, a las cosas!" surgió de una relación íntima con el país, incluidas sus mujeres, y de una añoranza de "vida criolla". Ese mandato suponía un diagnóstico que aún tiene vigencia: el fondo de descontento y tristeza de los argentinos, su sensación de ambiciones frustradas por anticipado, la búsqueda de modelos antes que de soluciones propias, les impedía usar a fondo su excepcional capacidad. www.buenasiembre.com.ar
A los seres humanos en los tiempos que corren nos sobra desconfianza, descreimiento y desesperanza. Y en el turismo y la aviación de Uruguay como es lógico, se refleja lo mismo. Cada vez son más quienes piensan  que BQB será el gran vencedor de la subasta. Cada vez son más quienes creen que no se puede creer en la transparencia política. Cada vez son más quienes creen que se perdió la próxima temporada de verano y que los malos resultados vinieron para quedarse un largo tiempo.
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Datos de la realidad

Hay tres grandes disparadores del mal momento que se palpa cada día más:

La crisis del hemisferio norte


La cual no impacta tanto en visitantes eventuales sino en el sector de las inversiones. Si bien venía creciendo el número de extrarregionales que llegaban al Uruguay, no llegaban a ser tan determinantes en cantidad como para hacer variar radicalmente los datos estadísticos. Pero por el otro lado, se tienen cifradas esperanzas en poder hacer realidad todas las posibilidades de inversión que se han detectado en los últimos años, sobremanera luego de reiteradas presencias en SIMA por ejemplo, el Salón Inmobiliario de Madrid.

El particular encono con el que el gobierno argentino se ha ensañado con el Uruguay

Cuesta entenderlo, pero la saña K contra los intereses uruguayos ha llegado a convencer hasta al mismísimo presidente Mujica, el último defensor a ultranza de la señora Fernández. Es cierto que la fidelidad del turista argentino con el Uruguay es muy fuerte pero no es menos cierta la interminable lista de dificultades que una tras otra ha creado la conducción del vecino país, en detrimento de los intereses uruguayos. Tendrá la culpa la OCDE o quizás la endeblez negociadora que nos impone el tamaño, pero haber tenido que caer en transar en un acuerdo de información tributaria con un núcleo de gobernantes tan  dispuestos a perjudicarnos, es casi tan peligroso como poner una metralleta a disposición de un mono.


La herejía consumada que significó el cierre de Pluna


Además de la renuncia a mantener uno de los íconos de la identidad uruguaya como Pluna y del desastre interno en una derrama interminable, el cierre de la aerolínea de bandera operó como letal contrapropaganda para el destino Uruguay en el exterior. Por más virtudes que tengamos como destino, en la oferta de los mercados emisores regionales e internacionales, la competencia es feroz y para que se generen corrientes favorables de turismo, es fundamental el papel que juegan los operadores turísticos. Para que éstos se muestren proclives a vender Uruguay, tiene que significarle buen negocio, eso es indiscutible, pero fundamentalmente, tienen que tener "buena onda" hacia el destino y en este momento, la onda en Brasil y en Chile por ejemplo es negativa.

La receta de Alejandro Butler

Días atrás en el espacio de su columna, bajo el título "Hacer el duelo y dar vuelta la página" (click aquí), decía: "Si seguimos lamiéndonos las heridas, no vamos a curar. Si seguimos hablando de lo horrible que sucedió, seguiremos enroscados en eso y estaremos perdiendo energías para hacer lo que hay que hacer. Esto no quita que es absolutamente imprescindible aprender de lo vivido, pero hay que mirar adelante. Ese fue el tono de las respuestas que dio Antonio Carámbula hace unos días en Portal de América Radio ante las preguntas sobre el cierre de Pluna, y que comparto. Creo que si seguimos dando vueltas sobre lo mismo, seguiremos la lógica de las mezquindades que llevaron al cierre de Pluna y contagiándonos de ellas, en vez de curando. Hay que seguir adelante. Hay que seguir trabajando con mucha más fuerza y energía para recuperar lo que se perdió con Pluna y volver a la senda del crecimiento del turismo. Incluso más allá de cómo termine la historia de la subasta. Hay más aerolíneas que llegan a Uruguay. Son muy importantes y aunque perdimos conectividad, estamos muy lejos del aislamiento. Tenemos una infraestructura hotelera cada día mejor. Tenemos cada día más jóvenes formados en temas de turismo. Tenemos cada año más cruceros llegando al país. Tenemos una hermosa ciudad capital, el mejor balneario de la región, una costa y un interior con un potencial enorme todavía. Mantenemos una muy buena conectividad fluvial con Argentina, nuestro principal mercado, a pesar del monopolio. Tenemos un país con niveles de seguridad superiores a los de la región y con una calidad humana reconocida como valiosa por quienes nos visitan. Tenemos el riesgo país más bajo de la historia, o al menos que yo recuerde... Tenemos un desempleo mínimo. Tenemos un nivel de llegada de inversiones récord. Tenemos una imagen país excelente".

Es verdad todo lo que decimos en este artículo, pero no es menos cierto lo que de modo muy inteligente recuerda Alejandro.

Entonces, permitámonos adoptar la convocatoria de Ortega y Gasset y digamos: "gente del turismo uruguayo ¡a las cosas!".

Pero no con los ojos cerrados, no como hacemos siempre, empezando de nuevo cada vez, hagámoslo aprovechando el know how del error y del mismo modo que decíamos con respecto a la conectividad aérea, más que recomponer, diseñemos estrategias en el turismo uruguayo y sus actividades conexas.

Nos faltaban hoteles de 4 y 5 estrellas y ahora nos sobran los condohoteles: no llegamos a veces a vender el city tour regular por falta de pasajeros y queremos imponer el bus turístico (encima eléctrico, una razón más para quedar pegados); le tenemos miedo al monopolio y no nos animamos a ventilarlo; teníamos el mejor modelo de Pluna de su historia, reconocido internacionalmente y como Campiani no es simpático la cerramos (perdón, la cerraron, sin la participación ni opinión de nadie que representara a la actividad económica principal del país).

No cortemos los diálogos, no nos enojemos porque no nos alaban aunque erremos, seamos humildes, aceptemos la razón del que sabe, de quien tiene conocimiento y no temamos lo desconocido pero tampoco al todopoderoso. No respondamos "es el mercado" como justificativo de las malas artes.

Mirémonos de igual a igual todos los hombres y las mujeres del turismo de nuestro país, públicos y privados. Ocupemos el rango que ocupemos y tengamos el poder que transitoriamente ostentemos, promovamos y aceptemos el diálogo. Ninguno de nosotros es más importante que el bien común. Admitámoslo.

Portal de América

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