Quizás las 228.000 hectáreas que la Argentina tiene plantadas con vides no sepan dar cuenta, aun en su gran anchura, de la relevancia que tiene el vino en el imaginario local. Entre los enormes campos de vides dispuestas disciplinadamente, y aquella media copa de tinto que espera en una mesa equis, no media más que una compleja y exprimida síntesis. Su final, el acto de degustar este elixir, es tan inevitable como pasional.
Entonces surgió el turismo enológico , esa chance para los viajeros de superar el placer por beber, y conocer, desde el instante cero, el paciente proceso de elaboración del vino.
El enoturismo se inició en Europa, pero aquí cosecha multitudes. Después de España, Francia, Italia, Estados Unidos y Portugal, Argentina es el sexto país con mayor superficie plantada de viñedos . ¿La razón? Sus inigualables condiciones climáticas. Según la asociación Bodegas de Argentina (un organismo que representa a 240 empresas del sector), el turismo enológico creció en forma exponencial en los últimos años . En el primer semestre de 2010, 768.846 personas recorrieron aquí los caminos del vino, un 57,5% más que en 2009. Del total, el 44% fueron extranjeros, y el 56%, turistas locales.
Quien ingrese en este mundillo deberá elegir entre las ocho provincias que tiene el circuito , y escoger entre estas actividades: visitas guiadas por las bodegas, degustaciones con vinos tradicionales y de primera línea, conocer historias y tradiciones en los museos temáticos, sentarse en alguno de los restaurantes o pernoctar en los alojamientos que ofrecen varias de las bodegas. Además, incursionar en las propiedades de la vinoterapia y, por qué no, realizar algunas actividades novedosas, como andar en bicicleta o jugar al tenis bucólicamente entre los viñedos, o sobrevolar las fincas montando un globo aerostático.
El fenómeno se reproduce por doquier: en el país ya hay 170 establecimientos que ofrecen propuestas enoturísticas , sin contar el interés de las nuevas bodegas (en especial, las de la Patagonia oeste) por sumar actividades de este tipo. Por lo pronto, las favoritas son Mendoza y Salta: la cuyana recibió nada menos que al 72,6% del total de enoturistas del primer semestre de 2010, y en Salta estuvo algo más del 10%.
Si bien las degustaciones especiales (con vinos de alta gama) son pagas, buena parte de las bodegas ofrece visitas gratuitas de una hora, con una degustación de tres o cuatro cepas, incluida.
En las páginas que siguen, se incluyen las impresiones de tres enviados especiales a algunas de las bodegas más renombradas del país, en un informe que contempla las principales regiones por las que pasa la Ruta del Vino argentina: Cuyo , Noroeste y Patagonia . Además, las perspectivas de enólogos especializados en esas zonas, una infografía con los detalles de las cepas y una completa guía con propuestas de enoturismo en las distintas provincias.
Malbec, torrontés, cabernet sauvignon, chardonnay, syrah. Razones de sobra para zambullirse en este mundo de sabores y cautivantes perfumes.
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En primera liga
Los valles y la Cordillera
De copas, mitos y secretos
Entre viñedos de gran altura
De viaje por el reino del torrontés
Portal de América - fuente: www.clarin.com/viajes





