Con respecto al clima, puede asustar el hecho que tan sólo esté a 1.000 kilómetros de la Antártida. Sin embargo, la ciudad está en ubicada en un paralelo similar (pero del hemisferio sur) a las ciudades de Hamburgo y de Liverpool, por mencionar sólo algunas conocidas.

Con relación a la oferta gastronómica y de entretenimiento, el Secretario de Turismo, Daniel Leguizamón, señala que durante treinta años han atendido con éxito a un público europeo y americano de alta gama. Esta ciudad de apenas 70.000 habitantes, es un importante puerto de cruceros, y la puerta de entrada a la Antártida. Presenta una extensa hotelería que va desde hoteles 5 estrellas a hostels. Igualmente variada es la oferta gastronómica, entre la que se destacan los frutos de mar y el cordero patagónico, de un sabor especial producto de las pasturas de las que se alimenta.

Los paseos y actividades están implementados de tal manera que para los más tradicionales, como puede ser el aerocarrril o el tran del fin del mundo, no haya casi limitaciones de edad ni estado físico. Por supuesto que hay para todos los gustos, incluso aquellos que quieren sentir a la adrenalina correr por sus venas.
Con relación a la vida nocturna, no era mucho lo que había para hacer. Pero desde el 2008 a la fecha, con el arribo de mucho más público latinoamericano, se ha incrementado notablemente la oferta: pubs, bares temáticos y casinos le dan colorido y ambiente a la noche.
Pero en el sur argentino siempre están pensando en sorprender al viajero. En esta tierra de fantasías, mitos y leyendas, el propósito no es vender simplemente un viaje o un paseo, sino una experiencia.
Y el notable incremento de los viajeros muestra que están lográndolo.
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