La Cumbrecita: un pueblo amable ¿que más se puede pedir?
Miércoles, 07 Diciembre 2011

La Cumbrecita: un pueblo amable ¿que más se puede pedir?

Cuando en 1934 el ingeniero alemán Helmut Cabjolsky conoció estas tierras, a las que sólo se accedía cabalgando mulas, no se sintió alejado del mundo, sino que vio una topografía como la de su país, a la que habría que agregarle –casi nada- casas, caminos y árboles, muchos árboles.

MINOR hotels - Cynsa 1250x115
Arapey 1250x115
Hotel 5to Centernario - 1250x115
1250x115 Nardone libro

por Ricardo Montenegro, de su viaje a Córdoba

 

Así nació, primero en la cabeza del ingeniero germano y luego en la realidad, el poblado de La Cumbrecita, para nada perdido pero bien oculto entre la zona media del valle de  Calamuchita, no en el llano, sino a 1450 metros sobre el nivel del mar.

En las 500 hectáreas que adquirió, primero construyó una casa, luego otras con sus hermanos, más adelante un pequeño hostal para recibir amigos; después camineria y loteo mientras las coníferas de varias especies crecían y daban al lugar un aspecto europeo, “un pueblo alpino en las Sierras Grandes de Córdoba”, al decir de los lugareños. Que no son muchos, debe decirse. En los 76 años que van desde la primera construcción a hoy, la población ha alcanzado los 950 habitantes.

Sin embargo, la carga de turistas está casi al límite, llegando algunos fines de semana más de 1700 autos a la zona de estacionamiento, convirtiendo el tranquilo poblado alemán en una mini metrópoli, que colman sus pocos cientos de camas y deambulan por las ondeantes calles durante el día.

La funcionaria del ente turístico provincial y guía local, nos habló de un estudio que se está realizando y que medirá el movimiento de la temporada, para lograr una solución que permita un turismo sustentable, disfrutar de la naturaleza y los servicios, a la vez que no perder el estatus de “Reserva Natural de uso Múltiple”, que se le confiriera mediante decreto provincial.

Árboles traídos de Europa –abedules, fresnos, frutales- se mezclan con la vegetación autóctona, generando una sombreada área boscosa, también habitada por aves y mamíferos nativos, que a veces se dejan ver entre la contrastante flora colorida oriunda de la provincia.

Y el agua está en todos lados y su sonido al correr también se oye en todos lados; llega desde las altas cumbres de las sierras, a casi 2800 metros, para descender por sinuosos caminos ya esculpidos en la piedra y cada tanto su paso se detiene algo en hermosas lagunas. Sus quebradas, sus arroyos y lagunas, hacen de La Cumbrecita un lugar único, a la que además sus emprendedores habitantes le han agregado una gastronomía  que valora lo criollo tradicional pero no olvida sus orígenes.

                                                                                          

Cabritos asados, chucrut, truchas, postres como el queso y dulce al lado de un strudel de manzana, están en las cartas de todo restaurante del lugar, con calidades similares; platos que puede acompañar por un buen vino o una cerveza artesanal de una firma de la zona.  Almorzar en La Colina, en lo más alto del poblado, con el valle quebrado a los pies, es una experiencia fantástica y la hotelería –incluida la que ofrece esta misma firma- es de alto nivel y excelencia en servicios.

En lo que a prácticas deportivas se refiere, hay propuestas para distintos esfuerzos y riesgos. Desde la natación en lagunas cristalinas y seguras y si prefiere seguir en el agua o cerca de ella para disfrutarla, hágase de una caña de pescar e intente lanzar al paso de las truchas, recostado sobre una roca, en un acto más parecido a descansar que a pescar, hay cientos de sitios para hacerlo.

Si le gusta caminar, hay kilómetros de senderos que algunos también se utilizan para sufrir –perdón, subir y bajar- en bicicleta; se puede seguir un pequeño arroyo entre las rocas y casi sin darse cuenta caminar por él 700 metros dentro de una cueva, demasiado bonita para que este periodista la pueda describir.

Para sentir el aire y navegar en él, puede probar las pistas –¿se dirá así?- de despegue de parapentes y ver las sierras y cursos de agua desde lo alto.

Para seguir en la altura puede escalar paredes reales y otras artificiales; tomar el símil de un trencito –que en realidad es un tractor- y llegar al Peñón del Águila, a sólo 7 minutos por esa ruta. Y allí hacer tirolesa tirándose por cables de acero de tramos de hasta 500 metros sobre las quebradas y si quiere ocultarse, el arborismo –viajar con arneses de árbol en árbol y por puentes livianos- es otra opción.
Pero el deporte de caminar subiendo y bajando calles, por el mismo pueblo, es un ejercicio demandante en sí mismo; recorrerlo ya es una prueba atlética.

La Cumbrecita es el primer pueblo peatonal de Argentina y sólo sus habitantes pueden ingresar en auto o moto, pero no pasearse en ellos; el resto, a dejar sus vehículos en una zona alta al ingreso y de ahí en más, calzado cómodo y disfrutar el paisaje. Algunos carritos de golf eléctricos están habilitados para quienes tienen dificultades.

Pero además de peatonal, es el primero con wi-fi de cobertura total para todos los vecinos y visitantes y como para que nadie moleste o corra riesgos, no hay cajeros automáticos.

Pero no sólo es la naturaleza, aunque ésta domina todo.

Las notables construcciones que utilizan las enormes rocas donde se asientan, simbolizando el doble interés de la comodidad y el estilo con la preservación de lo natural.

                                                                                      

Los precios están acorde a los servicios y no están más altos que otros lugares de la provincia, competitivos con los de otros centros turísticos de la región.

Como oferta turística contempla todas las estaciones, con temperaturas agradables para cada una, con promedios de 15 grados en invierno –que es seco y soleado- hasta 30 en verano.

Así que si le gusta la naturaleza y hacer ejercicio hasta sin darse cuenta, recuperando energías con gastronomía para todos los gustos, quédese unos días en La Cumbrecita; lo pasará bien en cualquier estación del año.  

Portal de América

Escribir un comentario

Promovemos la comunicación responsable. No publicamos comentarios de usuarios anónimos ni aquellos que contengan términos soeces o descalificaciones a personas, empresas o servicios.