por Javier Brandoli
Para los que vayan en coche y no quieran pegarse las doce horas de ruta que supone hacer Ciudad del Cabo-Upington (ciudad más cercana al Kalahari, llamado aquí parque Transfronterizo Kgalagadi) una opción es parar a mitad de camino en la extraña, muy extraña, ciudad de Calvinia. Se trata de una localidad de fuerte espíritu boer que pareciera anclada en el tiempo pretérito, con sólo dos restaurantes llenos de maniquíes de época, decoración algo más que kitsch y habitaciones de hoteles cargadas de viejas Biblias. Toda esa rareza tiene un cierto encanto.
Desde Upington, hay 200 kilómetros hasta la puerta del Kalahari. Es aconsejable en la oficina de turismo de la ciudad reservar plaza en alguno de los tres campings equipados que tiene el fabuloso parque en la zona sudafricana. Hay bungalós y opción de plantar la tienda de campaña. Sin embargo, antes de llegar hasta allí aconsejamos parar en otro lugar único: Augrabies Falls. Es una catarata de tres grandes saltos entre rocas de enorme belleza. Merece la pena pasar allí dentro una noche, escuchando el estruendo del agua y controlando que los babuinos no entren en sus habitaciones a robar fruta o azúcar.
Paisaje especial
A la mañana siguiente pueden dirigirse al parque. Los caminos dentro del recinto son de tierra, pero están en buen estado. Es preferible hacer el recorrido en 4x4, pero se puede recorrer también, asumiendo algún posible pinchazo, en un coche normal. ¿Qué tiene el Kalahari de especial? El fascinante paisaje que forma el semidesierto del parque, con sus dunas rojizas, y una inmensa colonia de animales. Verán manadas de springbok, ñus, orys, avestruces o jirafas.
Sin embargo, el parque tiene una importante colonia de leones, guepardos e hienas a los que la falta de matorral hace más probable poderlos contemplar cazando o comiendo (siempre, como en cualquier safari, aceptando que no es un zoo y que la vida salvaje se muestra a su antojo y verla es cuestión de paciencia y suerte). Una de las experiencias inolvidables que se vive en el Kalahari es la de escuchar los gritos de las hienas bajo la luz de la luna y un cielo plagado de estrellas sin saber si están a un kilómetro o diez metros.
Dentro del parque pueden parar en distintos merenderos. Uno de ellos, el llamado Museum, camino del Mata Mata Rest Camp, conserva una pequeña casa de época boer donde se puede ver cómo vivían a principios de siglo pasado dentro del parque aquellos pioneros. Nuestro consejo es que vayan primero al Mata Mata Rest Camp, probablemente la zona en la que verán más felinos, y luego se dirijan al Nossob Rest Camp, volviendo por el mismo camino y circulando junto al cauce de un río seco donde hay menos animales pero el paisaje es más bonito (proliferan las dunas). Hay un tercer camping, el Twee Rivieren, que está justo a la entrada del parque y que sirve de alojamiento de salida o entrada.
Portal de América - Fuente: www.ocholeguas.com





