Historias de San Francisco
Jueves, 27 Octubre 2011
Banderas con arcoiris, ex cárceles con mafiosos, supercuestas con tranvías, mansiones con hippies, 'delicatessens' con huella ecológica... Es sólo una parte del fascinante enredo que supone la ciudad californiana.
por Isabel García
Como punto de partida, Union Square puede valer. De hecho, es el foco comercial y la puerta hacia el distrito financiero, con la Pirámide Transamérica sobresaliendo a lo lejos. Normal teniendo en cuenta que es el edificio más alto de San Francisco, con sus 48 pisos de oficinas. A partir de ahí, toda una ristra de tranvías, arcoiris, burritos, clubs de moda, mansiones victorianas, delicatessens biológicos, reminiscencias hippies, supercuestas, leyes ecológicas, alquileres prohibitivos y todo lo que se puede pedir a una ciudad... fascinante.
1. Una de escarabajos crujientes
Quizá a alguno le sorprenda: las célebres Galletas de la Fortuna que te pronostican un novio para este sábado y felicidad eterna durante todo el verano surgieron en San Francisco. Y en Chinatown, en concreto. De hecho, la fábrica original todavía puede visitarse en Ross Alley para comprobar cómo las empleadas son capaces de meter el papelito dentro de la masa. El barrio también da para hacerse con un mejunje prodigioso contra la impotencia o unas maletas de (falsa) marca. Quien quiera ver por dentro un templo confucionista también puede hacerlo, así como asistir a una partida de mahjong en plena calle o zamparse una de escarabajos crujientes. Quien se quede con ganas de visitar otra comunidad asiática tiene Japantown, algo más al oeste.
2. Entre misiones y burritos
Todo empezó aquí, en Mission, donde los conquistadores españoles, con fray Junípero Serra al mando, fundaron la Misión de Dolores en honor a San Francisco de Asís, quien dio nombre a la ciudad. La capilla original del siglo XVIII sigue hoy en día; no así las peleas entre osos y toros que divertían entonces. El deje hispano también continúa, al considerarse éste el barrio latino por excelencia. Motivos: carteles en español a cada paso, taquerías, murales mexicanos a lo Diego Rivera, locales de santería, clubs de salsa... Basta dar una vuelta por Mission o Valencia St.
3. Castro, distrito gay
Dicen que en el cruce entre la calle Castro y la 18 se encuentran «las cuatro esquinas más gays del mundo». Y lo es desde los 70, cuando el barrio en honor a José Castro (líder mexicano en contra de la adhesión californiana a Estados Unidos) se tornó en refugio de homosexuales de medio mundo. Y eso que la zona fue antes sede de la respetada Iglesia del Santísimo Redentor. Hoy, en cambio, cuatro trans bajo el paraguas multicolor de Hermanas de la Indulgencia Perpetua pasean su orgullo entre cafés megafashion, librerías que entienden, teatros con solera (como el histórico Castro) y pastelitos en forma de pene. La Harvey Milk Plaza recuerda al primer político del país en declarar su homosexualidad, lo que le costó la vida en 1978. Su historia se cuenta en Mi nombre es Harvey Milk, por la que Sean Penn ganó un Oscar.
4. De 'celebrities', tranvías y cuestas
Los ricos y famosos tienen su barrio: Pacific Heights, por donde se alzan las moradas de Don Johnson, Danielle Steele o el magnate petrolero Gordon Getty. Hace no tanto se decantaban por Nob Hill, llamado así por quienes lo habitaban: los nobs, empresarios sin escrúpulos que se hicieron construir sus excesivas mansiones en la colina más alta de la ciudad. De ahí, tanto tranvía... Algunos dicen que el término viene de snob; otros, de nobabs, los antiguos (y acaudalados) gobernadores de la India. Sea como sea, no falta ni una iglesia calcada a Nôtre-Dame: la Grace Cathedral. Por aquí asoma también la calle Lombard, una de las más empinadas (y fotografiadas) de la ciudad (y del mundo), ya en Russian Hill. Y North Beach, cuna de los emigrantes italianos al estilo barrio rojo.
5. Con vistas a la bahía
Su construcción implicaba vencer corrientes demasiado bestias, cruzar un espacio demasiado largo y asumir costes demasiado altos. Pero logró ver la luz en 1937 y el Golden Gate forma parte indisoluble de la historia de la ciudad y del cine. Porque, ¿quién no lo asocia con Vértigo, de Hitchcock? El coloso rojo (la pintura lo protege de la alta salinidad de la zona) guarda otra hazaña: es el puente desde el que más personas se han suicidado (1.500). La ruta por el norte de San Francisco continúa en el boscoso parque de Presidio; en Marina District, un agradable paseo repleto de artistas callejeros y tiendas chic, y en Fisherman's Wharf, un antiguo puerto de pescadores reconvertido en uno de los lugares más turísticos (quizá demasiado) de la urbe californiana, con tiendas de souvenirs a raudales y mucho mucho marisco. Aproveche para probar la sopa de cangrejo.
6. ¡Arriba el Flower Power!
De aquel vibrante Verano del Amor del 67 quedan muchos tiendas retro, alguna que otra fachada psicodélica (incluida la que fuera casa de Janis Joplin, en 112 Lyon Street) y una clínica donde se ofrecen los servicios por amor al arte. Son algunas señas de identidad del barrio hippy de Haight-Ashbury, aquel en el que Jimi Hendrix, The Doors y la propia Joplin cantaban al amor libre en el cercano Golden Gate Park, donde se llegaron a reunir más de 75.000 personas. No muy lejos queda la hilera de casas victorianas más visitada de San Francisco, en Alamo Square. Tienen nombre propio, Pink Ladies, y son Patrimonio Histórico.
7. Los secretos de Alcatraz
Cerró sus puertas hace ya 47 años, pero su imagen de inexpugnable madriguera siga viva hoy en día. La ex cárcel de Alcatraz, clavada en las gélidas aguas de la bahía, permite un recorrido guiado por sus pasillos (al principal lo llamaban Broadway y al del fondo, Times Square), su comedor (el último desayuno del 21 de marzo de 1963 huevos revueltos, cereales y fruta), sus celdas... No en vano, la de Frank Morris, uno de los tres únicos presos que logró escapar, se mantiene intacta, con la cabeza del muñeco con el que engañó a los guardianes y todo. Su historia se contó en La fuga de Alcatraz. Igual de mítica es la de Al Capone, quien ingresó en 1934 por evadir impuestos. Allí aprendió hasta a hacer ganchillo.
8. SoMa, a la vanguardia artística
Casi cualquier barrio de San Francisco destila arte y vanguardia en alguna esquina, pero uno especialmente: SoMa. O lo que es lo mismo, al sur de Market Street, donde se encuentra. Y eso que, hace unos años, no era precisamente la zona más recomendable, sobre todo si la idea era hacer una inmersión nocturna. Hoy, sin embargo, las antiguas fábricas han dado a lujosas galerías de arte, hoteles de diseño y restaurantes con lista de espera. No hay que perderse el SFMoma, la competencia en arte contemporáneo del MoMa de Nueva York, o el Moscone Center, un gigantesco centro de convenciones multiusos.
Portal de América - Fuente: www.ocholeguas.com





