por Javier Yébenes en Aviación General
Para mantener la seguridad del tráfico aéreo, los servicios de control del tráfico aéreo, donde prestan sus servicios los controladores de tráfico aéreo, aplican también, los procedimientos, recomendaciones y normas dadas por la Federal Aviation Administration, (FAA), la Organización de Aviación Civil Internacional, (OACI), y demás autoridades aeronáuticas de cada país. El propósito primario de los mencionados servicios, es organizar y agilizar el flujo de tráfico aéreo, así como prevenir colisiones, tanto de aeronaves entre sí como con obstáculos del área, serranías, antenas, edificios, etc.
El espacio aéreo de cada país, se divide en “regiones de información de vuelo”. (FIR, “Flight Information Region”), donde la unidad encargada del servicio de control al tráfico aéreo recibe el nombre de “Centro de Control de Área”. Debido al amplio espacio aéreo que ocupa, cada FIR está dividido en “sectores de control”, que están gestionados desde una “UCS” (Unidad de Control de Sector), equipada, cada una, con dos pantallas para datos radar, dos pantallas de información meteorológica, dos pantallas táctiles de comunicaciones voz y dos pantallas táctiles de ayuda. En cada “posición UCS” se encuentran dos controladores, llamados “ejecutivo” y “planificador”, que tienen a su cargo el control en el sector a su cargo. Actualmente, la mayor parte de las rutas aéreas tienen cobertura radar, (las aeronaves son “vistas” por los radares), lo que permite hacer un seguimiento permanente de los vuelos.
Simulador de la torre de control de Madrid Barajas (foto: AENA).
Mientras se desplaza por el espacio aéreo, la aeronave está en comunicación vía radio con diferentes dependencias de control de tránsito aéreo, de tal modo que, cuando abandona un sector, es traspasada al siguiente, haciéndose responsable la nueva dependencia competente, y así de forma sucesiva, hasta llegar al aeropuerto de destino. Otros elementos a tener en cuenta, se encuentran en las regiones de información de vuelo, que son las llamadas áreas prohibidas (“Pxxx”), restringidas (“Rxxx”), o peligrosas (“Dxxx”), todas ellas numeradas para facilitar su identificación, que son zonas donde el vuelo de las aeronaves se ve afectado en diferente medida y por causas diversas.
¿Qué es un controlador aéreo? Una persona que garantiza un flujo de tráfico aéreo seguro, rápido, ordenado y eficiente, con una mente capaz de crear una imagen en tiempo real del espacio y el momento en el que están volando los aviones, y de proyectarlo en el futuro para mantenerse un paso por delante en el mantenimiento de la seguridad. Una mente capaz de almacenar un vasto conocimiento y detalles de miles de minutos, con la capacidad de recordar estos conocimientos en una fracción de segundo para su uso posterior. Este “cerebro-ordenador”, en funcionamiento permanente, debe de aprender o cambiar una parte de esta información, para seguir el ritmo de la evolución constante de la aviación. Tiene, aunque parezca una utopía, unos oídos capaces de escuchar y comprender varias conversaciones a la vez, y desentenderse de las que no le sirven para cumplir su cometido, y un sexto sentido interior, con capacidad para prever lo inesperado poco habitual, y estar un paso por delante de los aviones, siempre en movimiento, así como tener la capacidad de planificar anticipadamente sus acciones de modo que cada piloto pueda esperar el mejor control, más seguro y rápido que se pueda. Quizás haya que recordar el orgullo profesional de la inmensa mayoría de ellos, disponibles para turnos de trabajo todos los días del año, en un entorno de responsabilidad siempre exigente, cuya labor, a menudo, recibe más críticas que elogios.
La actividad de controlador aéreo
Pero, ¿sabemos, en realidad, lo qué hace un controlador aéreo? En general, se cree que trabajan en una torre de control, y que solo autorizan despegues y aterrizajes a aviones con origen o destino en su aeropuerto, pero no es del todo correcto. Los controladores aéreos trabajan en centros de control, ante pantallas donde se muestran los datos radar de todos los aviones que sobrevuelan su espacio aéreo, para que estén controlados en todas las fases del vuelo, despegue, ascenso, crucero, descenso y aterrizaje.
La nueva torre de control de barajas junto a la Terminal 4 (foto: Fernando Puppio).
Quizás se podría explicar mejor con un ejemplo: Imaginemos el espacio aéreo como una gran ciudad virtual, en donde los vehículos son los aviones, las calles son las aerovías, los barrios o distritos son los volúmenes de espacio aéreo o sectores, las obras son los fenómenos atmosféricos adversos, (tormentas, nevadas y fuertes vientos entre otros), los garajes son los aeropuertos, las rampas de los garajes son las pistas de dichos aeropuertos, y los atascos que se producen para llegar a los garajes, son las esperas en el aire y las demoras en tierra. También hay ambulancias, policía, bomberos, vuelos con personalidades, etc. que requieren prioridad, el Código de la Circulación es el Reglamento de la Circulación Aérea y otras Leyes Internacionales, siendo los guardias de tráfico los controladores aéreos. En esta particular ciudad, además, los semáforos, los “stop” y los “ceda el paso” no tienen sentido, pues los aviones no se pueden parar en el aire. Las rampas de los garajes sólo pueden estar ocupadas por un avión a la vez. Hasta que el primero no haya salido de la rampa, no puede entrar el segundo, y así sucesivamente, mientras, por dichas rampas entran y salen los aviones, siendo aquí donde la precisión debe ser máxima para intercalar despegues y aterrizajes. Añadamos a esta ciudad virtual la tercera dimensión, ya que los aviones vuelan a diferentes niveles.
Concretamente, el espacio aéreo controlado en España consta de 46 niveles de vuelo, por lo que en la mencionada ciudad virtual, todos los edificios son rascacielos de 46 alturas. Cuando un avión quiere ir a su garaje o quiere cambiar de nivel por cualquier motivo (técnico, operativo o meteorológico), tiene que cruzar los niveles de vuelo ocupados por otros aviones. Tampoco aquí, en los cambios de nivel, funcionan los semáforos, ni los “stop” ni los “ceda el paso”. Teniendo en cuenta la carga de trabajo se regula en función de su complejidad. Una sobrecarga en un sector o en un aeropuerto, implica una merma en la seguridad. En la realidad, entre los aviones que sobrevuelan el espacio aéreo español, no sólo están los que tienen como origen o destino nuestros aeropuertos. Vuelos tan diferentes como Lisboa-Roma, o Nueva York-Tel Aviv, o París-Río de Janeiro, etc. atraviesan a diario nuestro espacio aéreo y son controlados por nuestros controladores aéreos. Todas estas tareas son llevadas a cabo por dichos controladores aéreos bajo unos estrictos procedimientos, en los que la coordinación y el trabajo son equipo son fundamentales. El grado de concentración exigido es máximo, de ahí que sean necesarios periodos de descanso en su jornada laboral.
Hay que tener en cuenta que los controladores de tránsito aéreo ocupan un lugar clave en la cadena de la seguridad aeronáutica, y por ello, necesita de personal altamente cualificado, y con un perfil que reúna las cualidades y habilidades necesarias, para hacer frente a los retos que esta profesión demanda. Concretamente, son los encargados de separar, ordenar y dirigir el tráfico de aeronaves en el espacio aéreo y en los aeropuertos, de manera segura, rápida y eficaz, haciendo llegar a los pilotos, tanto las autorizaciones como las informaciones, necesarias para el vuelo, en el que es especialmente importante la separación de aviones, en las aerovías, en los ascensos y descensos. El controlador de turno, es responsable de las aeronaves que vuelan en un área del espacio aéreo. conocida como “sector”, teniendo, cada uno que coordinar con los de los sectores adyacentes, para planificar las condiciones y el momento en que una aeronave entrará en el área de responsabilidad de otro, “entregando” dicho vuelo sin ningún tipo de conflicto respecto de otro tránsito, posición geográfica, condición meteorológica, o de nivel de vuelo.
Controladores aéreos en el centro de control de Maastichy (foto: Eurocontrol).
Esencialmente, son, en general, personas que están bien organizadas, son rápidos en cálculos numéricos y matemáticas, con habilidades asertivas y de toma de decisiones, además de poseer una excelente memoria a corto plazo, y capacidad de retentiva visual. Así mismo, han de tener un grado de conciencia situacional más alto que el promedio de la población, y ser capaces de trabajar en calma bajo presión. Se pretende que el controlador sea una persona madura, con dedicación y sentido común, que sea capaz de aprovechar al máximo la formación recibida así como de dirigir el tráfico de aeronaves en el espacio aéreo, de un modo seguro, ordenado y rápido, siendo seleccionados entre candidatos con gran percepción y proyección espacial, recibiendo, a su vez, un intenso entrenamiento, en simuladores tanto de torre de control, como de control de aproximación, o control de área y radar. El controlador ha de gestionar aspectos de seguridad operacional, (que no deja de ser la principal preocupación en la aviación civil), con otras singularidades, como tratar de garantizar que las aeronaves lleguen o despeguen a tiempo. Su labor es complicada, debido al denso tráfico de aviones, condiciones de responsabilidad, meteorología y otros variados imprevistos. Resumiendo, aplican las normas necesarias para mantener en su área de responsabilidad la separación de las aeronaves entre ellas, dando las instrucciones a todos los aviones a su cargo, de manera segura y eficiente.
Trabajan en los centros de control de área (“ACC”), en la torre de control (“TWR”), o en la oficina de control de aproximación (“APP”), disponiendo de varios sistemas electrónicos e informáticos. que les ayudan en el control y gestión del tráfico. Dado que los controladores tienen una gran responsabilidad mientras se encuentran en servicio, su profesión es considerada en todo el mundo como una de las carreras más exigentes, y puede llegar a tener una carga de trabajo importante, dependiendo de muchas variables (equipos, configuraciones, el tiempo atmosférico, el volumen de tráfico, los factores humanos, etc.).
Las distintas clases de controladores aéreos
Existen, básicamente, cinco tipos de controladores, estando todos ellos especializados en una labor específica, y conocidos con las siglas “DEL”, “GND”, “TWR”, “APP” y “ACC”.
El controlador de autorizaciones DEL, da todas las autorizaciones de plan de vuelo a las aeronaves salientes.
El controlador de tierra GND. encargado de guiar a la aeronave “en tierra” por las calles de rodaje (“TWY”), tanto desde las puertas de embarque a la pista de despegue activa, como a otras plataformas en el aeropuerto, y desde la pista al aparcamiento.
El controlador de torre TWR, lleva el control de la pista o pistas en servicio, autorizando a las aeronaves para aterrizar o despegar, y controla los aviones con reglas de vuelo visual (VFR), si fuera procedente, operando en el espacio conocido como ATZ, con un alcance de 5 millas náuticas, y debe proporcionar información sobre meteorología adversa, trabajos que afecten a la pista y otras situaciones, tales como bandadas de aves.
En las salidas, el controlador de aproximación APP transfiere las aeronaves al controlador de centro ACC antes de alcanzar el límite de su espacio aéreo tanto en extensión como en altura, mientras que en las llegadas, las transfiere a “TWR” cuando van a aproximarse para aterrizar, pudiendo trabajar o bien con un radar, o mediante horas estimadas y las llamadas “fichas de progresión de vuelo”.
Los controladores de ruta o de área ACC, son la mayor parte de los controladores existentes, y gestionan el resto del espacio aéreo, utilizando radares y la tecnología más avanzada, que permiten conocer, en todo momento, dónde se encuentra cada aeronave, además de algunas de sus condiciones de vuelo, mediante variados y sistemas electrónicos muy sofisticados. Los límites entre aproximación y ruta, se establecen entre los centros de control involucrados, mediante las llamadas “cartas de acuerdo”. En líneas generales, el controlador de ruta o de área, controla los tráficos establecidos a un nivel de vuelo, y el controlador de aproximación, los tráficos en como en descenso para aterrizar en el aeropuerto de destino, existiendo, adicionalmente, ciertas dependencias de control, donde un solo controlador aéreo realiza mas de una función, por ejemplo, el “DEL” puede realizar a su vez, tareas de “GND”.
La moderna torre de control de la Terminal 2 del aeropuerto Franz Josef Strauss de la ciudad de Munich (foto: Federico Puppio).
La comunicación es una parte vital del trabajo del controlador, ya que ha de dirigirse con precisión a los pilotos y a otros controladores, con la fraseología exacta, puesto que no se pueden provocar malentendidos sobre, por ejemplo, una altitud o número de pista de aterrizaje en el aeropuerto, lo cual podría acarrear unas graves consecuencias para la seguridad del sistema aeronáutico. Además de los idiomas locales que se utilizan en las comunicaciones, el predeterminado de la aviación de todo el mundo es el inglés, por ello, los controladores aéreos tienen que demostrar un nivel mínimo de competencia lingüística inglesa muy elevado. Así mismo, el trabajo en equipo juega un papel muy importante en el trabajo del controlador, siendo el radar, la radio, y las tecnologías de la información, sus ojos y sus oídos.
El futuro de la profesión
Dos importantes instituciones relacionadas con la navegación aérea, CANSO (Civil Air Navigation Services Organization), e IFATCA International Federation of Air Traffic Controllers Associations), resumen sus visiones de futuro sobre la profesión de controlador, en que el sistema de gestión del tráfico aéreo, se basará en un aumento del rendimiento del sistema y en su mejora, alcanzando un alto nivel de automatización. De acuerdo a lo expresado por el principal proveedor de servicios de navegación aérea alemán, DFS (Deutsche Flugsicherung), se está desarrollando un perfil profesional, que requerirá de nuevas habilidades para cumplir con los requisitos de la profesión de controlador aéreo del futuro. Las nuevas generaciones de profesionales de la navegación aérea, se enfrentarán a un escenario cada vez más complejo, en cuanto al empleo de una tecnología y procedimientos muy avanzados, para lo que deberán tener energía y la ambición, que les permita alcanzar retos, y demandan un entorno que cambia a un ritmo rápido, en el que se promueva la creatividad y una forma de pensar independiente, requiriendo, también, por parte de los controladores, de una gran confianza en sí mismos, altos conocimientos en el uso de la tecnología, capacidad de multitarea, y deseo de aprender y crecer.
La gestión del tráfico aéreo, será proactiva y estratégica, siendo la base de todas las actividades de los controladores aéreos, el control de las trayectorias de las aeronaves en un espacio aéreo dinámico, donde los aeropuertos serán controlados desde Instalaciones remotas. FATCA afirmó recientemente, que debido a la conocida carencia de profesionales del control aéreo en todo el mundo, en general, se ha producido una mayor movilidad de controladores aéreos entre proveedores de servicios de navegación aérea, no solo por razones personales, sino también por progresión profesional. El acceso a una formación continuada y de calidad garantizará que el controlador aéreo se encuentre bien posicionado para progresar en su carrera profesional.
Fuentes consultadas: AENA, AESA y RCA.
Colaboró en la elaboración de este artículo: J. Morales.
Portal de América - Fuente: www.gacetaeronautica.com





