por Lluis Mesalles, Nuestro Turismo, desde España
El turista que viaja por motivaciones de ocio, es libre y dueño de su propio tiempo. Lo aprovecha o desperdicia a voluntad. Lo importante es pasarselo bien, de acuerdo a sus propias expectativas y prioridades. Fiestas, diversión, espectáculos, buenas comidas y bebidas, son lo primero. Otros tienen intereses más profundos, la cultura, la historia, la naturaleza. Observar pájaros o recorrer los bosques y los ríos, trepar montañas, asistir a eventos deportivos, competir, probar recetas, vinos y quesos, etc. Raramente, este viajero motivado por el ocio, aprovecha sus viajes para explorar oportunidades de negocio. Pero la imagen local que dejemos en el, puede ser la semilla de una idea o proyecto de futuro. Nunca se sabe.
El viajero de negocios tiene el tiempo medido. Tiene objetivos que cumplir durante su viaje, clientes o proveedores que contactar. No es dueño de su tiempo, tiene que dar cuentas al regreso. Si viene a participar en algún congreso o evento profesional, le gustará disponer de algunos momentos de tranquilidad para establecer contactos, conocer novedades en su mercado, siempre con la confianza de que el evento cumplirá profesionalmente con sus esperanzas.
Organizar eventos es una tarea muy profesional. No se puede tener ningún fallo con la organización que contrató nuestros servicios, cuentan con nuestra profesionalidad. Por ello es necesario tener claro desde el principio el segmento al que queremos atender, con la mejor satisfacción par el cliente, y los mejores resultados para el empresario.
Busquemos clientes fieles, para toda la vida.
Nunca hay segundas oportunidades. Hay que hacerlo mejor a la primera.
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