por Daniel Romagnoli, desde Miami
Si bien la X5 es de un segmento medio dentro de la gama que comienza con la X1 y X2, y se extiende hasta la X7 y la novísima X8, pone de manifiesto ser una alternativa lógica entre ambos extremos, es muy apetecible pues por precio y potencia es más que razonable.
Con un frente rediseñado, donde su doble parrilla ha sido ampliada, y a partir de ahi, hasta su doble puerta trasera, todo se muestra con más amplitud y renovado estilo.
Su interior de subida terminación propia del fabricante, tecnología y ayudas a conductor y pasajeros con todo lo disponible, potencia a gusto y opción mediante los modos ECO PRO, COMFORT y SPORT hacen de la X5 una tentación previa al disfrute, y éste comienza ni bien se presiona el boton de arranque.
Su puesta en marcha es un alarido de rabia desenfrenada que hace sentir al V8 de 4.4 litros doble turbo y 32 válvulas, de 456 caballos de potencia y 479 libras de torque, con una furia tal que sólo al mover su anatomía e ir escalando sus 8 velocidades ascendentes sentimos cuan rápido viajamos.
Sin embargo, aún por peso y altura, la X5 mantiene siempre su vertical mostrando un equilibrio sorprendente entre chasis y potencia, que de cualquier situación comprometida la sacan airosa. Por cierto, a la hora de parar es igualmente feliz la situación, mediante el sistema de control dinámico de frenado la X5 atiende a nuestro requerimiento y se detiene sin vicio alguno. En suma gran producto, como es costumbre, que por $ 91.005 en el mercado americano BMW propone y seduce.





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