La primera imagen que vimos en Times Square donde nos alojamos, los puntos de testeo de Covid-19.

Desde lo alto del Rockefeller Center, la torre con diseño del uruguayo Rafael Viñoly, Park Avenue 432.

El clima

No es novedad que es la época más fría del año pero debemos decir que salvo una sola mañana, bien temprano, hubo temperaturas por encima de cero lo que nos permitió, abrigados convenientemente, hacer lo debido en esta gran ciudad: caminar y caminar. Recién en esta jornada de lunes apareció el anuncio que por la tarde habrá de nevar, justamente cuando estamos a punto de abordar un Boeing 777-300 que nos llevará Dios mediante, a Miami.

Protocolos

Si bien en absolutamente todos los sitios en los que se debe ingresar exigen presentar certificado de vacuna y documento de identidad, salvo excepciones puntuales, no ponen mucho esmero en cotejar datos. Queda bien claro que la orden es cumplir con el protocolo de solicitar las constancias, pero no tanto de chequearlas.

Dyker Heights en Brooklyn, el colorido de las residencias adornadas.

El imponente frente de la tienda Saks en la Quinta Avenida.

La colección Frick en Madison, mientras restauran la sede original.

No solamente en los espacios cerrados, por la calle, en los parques, en todos los lugares abiertos hay casi unánime acatamiento a la orden de usar mascarilla.

Sin embargo, en los lugares cerrados, especialmente en los bares y restaurantes, ocurre lo mismo que en todos lados, todos quienes ingresamos estamos una o más horas sin protección para comer y beber.  

Nueva York por todo lo alto

En mayo de 2015 se inauguraba el mirador de la Torre One en el World Trade Center; en marzo de 2020 fue el turno de inicio para The Edge en Hudson Yard y en octubre pasado, de este 2021, abrió sus puertas el Summit One Vanderbilt, junto a la Grand Central Terminal.

Todos ellos vinieron a sumarse a los ya legendarios miradores del Empire State Building en la Quinta Avenida con la 34 y el Top of the Rock del Rockefeller Center.

El Vessel.

Óculus, la terminal del WTC diseñada por Santiago Calatrava

La Pequeña Italia o Little Italy.

Había que elegir, no se podía ir a todos en una agenda de cinco días y en esa selección incluimos de entrada el Top of the Rock (ya conocíamos el del Empire) y para la noche del 24, compramos tickets para el Summit.

Se vea desde lo alto, desde donde sea, Nueva York siempre impacta y fue lo que nos pasó.

El transporte

Gran acierto fue la compra de la MetroCard, válida por siete días por 33 dólares. Cada viaje de metro cuesta 2.80 y más allá de la conveniencia del precio por encima de la docena de usos, es determinante la comodidad que otorga de llegar e ingresar sin más trámite.

Los precios

Comencemos por decir que esta ciudad nunca fue barata. En ese contexto podemos afirmar que las advertencias reiteradas de “Mirá que está carísima” al menos para nosotros no se cumplió, excepto en el caso de los miradores (Top of the Rock 50 dólares y Summit 75).

Una comida rápida con refresco ronda los 17 dólares y una en restaurante con vino y postre puede llegar a los 50. Un taxi al aeropuerto Kennedy está alrededor de 60, una van exclusiva para 4 personas a la llegada hasta Times Square cuesta 120 y en cambio el Shuttle tiene una tarifa de 25 por persona.

Particularidades

En el hotel Edison de Times Square hay dos restaurantes para desayunar. En uno cobran el 8% en concepto de tax y en el otro, el 20%.

En la zona de check in de la terminal 8 de American en el JFK hay un shop pequeño (el único) donde la dependiente dice no tener monedas para el vuelto. Imaginen un turno de a veinte o más centavos por venta…

A las doce de la noche el 24 en Times Square se oyeron algunos bocinazos, más nada. Pirotecnia cero, celebración nula.

Como siempre, mucha gente hablando sola y en voz alta por la calle y también, muchos durmiendo por allí.

El Vessel en Hudson Yard está cerrado por la cantidad de suicidios que se registraron.

En el hotel Algonquin en la 44.

Roosevelt Island, Queensboro Bridge.

Summit.

En resumen

Nueva York sigue siendo un destino espectacular al que siempre que podamos regresaremos.

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