por Sergio Antonio Herrera, desde Madrid, España
Caminé desde el hostal de la calle Hortalezas unos 200 metros hasta la estación de Metro Gran Vía y desde allí con la línea 5 llegué a Pueblo Nuevo para combinar con la 7 hasta la estación Estadio Metropolitano. Salí 14.45 y bajé en el estadio 30 minutos más tarde, una hora antes del inicio del juego.
Desde la salida del Metro hasta las taquillas de Protocolo adonde fui a buscar la entrada debo haber caminado menos de 300 metros.
Hice una cola de unos 10 minutos, me dieron el sobre y entré por la puerta 13...Fila 4 asiento 18 en lo que vendría a ser Platea América (a nivel, como para ver impecable) contra la Colombes, en medio de unos cuantos familiares y allegados del Girona obviamente, como yo...ejemmm
Cuando me senté en mi butaca con una Coca Light, un bocadillo de chorizo y unas papas fritas (menos de 10 euros), las tribunas estaban semivacías. Junto a mi estaba sentado un joven negro, seguramente pariente de algunos de los morenos del Girona, que sufrió mucho el partido y adelante, junto a un matrimonio mayor (seguro sus padres), la típica esposa de un jugador de elite, por su vestimenta, saludando a los demás del sector, tomando fotos con el smartphone. No dije botinera, que conste.
Del partido solo voy a decir que Correita, el argentino es un permanente "casi"; que Diego Costa aún no se enteró que volvió al Aleti; que Ferreira Carrasco no se la presta a nadie y lo insultan bastante y que el "manya y yorugua" francés, Antoine (¿qué otro nombre podía tener?) Griezmann, es Dios. Cuando hizo el gol se vino abajo el estadio y miren como lo festejan.
Cuando por los altoparlantes dieron las alineaciones, al nombrar entre los suplentes al "Niño" Torres y de inmediato al Cholo Simeone, se escucharon junto a la del rubio francés, las mayores ovaciones.
Faltando cuatro o cinco minutos para terminar el primer tiempo, o sea, cerca de las cinco de la tarde y solo con el bocadillo y con el frío que hacía, fui por dos perritos calientes y miren adonde me mandaron a ponerles mostaza.
Nunca me había pasado, enfilé hacia el baño y ví cola...pero no eran como siempre las mujeres, no, era la fila de hombres y ellas, como se ve en la foto hacia la izquierda, poquitas esperando y no fue porque no había muchas mujeres en el estadio. No sé, caso de estudio para sociólogos.
En el segundo tiempo, sobretodo después del empate de Portu para el Girona, y sobremanera, luego de que el Cholo sacó a Costa y a Griezmann -como en todas partes- empezaron las quejas con el técnico y hasta llegué a escuchar: "Esta bién, nos volvió a hacer grandes, nos devolvió la identidad, pero no podemos ser lo que somos, creo que ya está con Simeone".
Para esta etapa, como en Uruguay, me fui a ver el ataque del Aleti, esta vez contra lo que sería la Amsterdam, a una distancia como si estuviera en la Tribuna América y más cerca de los fanáticos que en determinado momento (me sorprendí tanto que olvidé filmarlo), enarbolaron banderas españolas y cantaron la famosa "Que vivaaa Eeeespaña". No olvidemos que el Girona es catalán. Fue tan malo el segundo tiempo que al frío del clima se sumó el del juego y entonces, por dos euros, lo solucioné con un chocolate caliente.
En ell final del partido, todos salieron como de misa, en orden, sin ruido hacia la estación del metro la mayoría y los demás a sus coches. Capítulo aparte la organización dentro de la estación con guardias ordenando a la muchedumbre. Fue tan eficaz el operativo que cinco minutos más tarde de la pitada final yo estaba dentro de un vagón, y dos o tres minutos más tarde, partía, para llegar siete menos diez nuevamente a la estación Gran Vía, en esta avenida y Fuencarral, cuando el partido había terminado 18.15...
Primer mundo que le dicen y...es.
Muy linda experiencia por la que tengo que agradecerle a Federico y a Sergio y especialmente a Christian Stuani de quien siempre he dicho y ustedes recordarán (ejemmm, ¿no?), que tiene que ser titular en la selección de Uruguay.
Por esta linda jornada que les relaté, fue que pegué el faltazo a FITUR este sábado. Dentro de un rato voy a la jornada final en la que habrá una murga de residentes uruguayos en Madrid, en el stand de Uruguay. Y esta noche, si Dios quiere, siempre con la cobertura de Tarjeta Celeste, como en todos mis viajes, abordaré el Airbus de Air Europa para llegara a Carrasco mañana lunes a las 8.55.
Nos vemos.
Portal de América