por Sergio Antonio Herrera, desde Ibiza, España - @DelPDA
Mientras carreteaba para el despegue en el Aeropuerto de Palma de Mallorca el CRJ200 de Iberia Regional/Air Nostrum, me quedé dormido. De pronto y al unísono, escuché -quizás más fuerte de lo habitual- el clásico sonido de la bajada del tren de aterrizaje y la voz sobresaltada de mi esposa: "¿qué fué?, ¿está todo bien?". Semidormido, respondí calmándola pero cuando miraba hacia afuera, con la sensación de que "recién habíamos salido" y veía volar tan bajo el avión, no entendía nada. Y acto seguido, el aterrizaje. Poco más de veinte minutos de vuelo para llegar a este lugar de ensueño.
Caminamos toda la tarde y parte de la noche y a cada paso nos fuimos asombrando y reconfortando de estar aquí. Es uno de los destinos más increíbles que hemos visitado. La mezcla de culturas y por consiguiente de idiomas, costumbres, vestimentas y apariencias, es moneda corriente. Los invito a dar la primera mirada.
Paisajes urbanos únicos
Esto es lo que vemos cuando salimos del hotel
Juro que no retoqué los precios, son esos...
Bellezas de todo tipo pero también cada personaje increíble
No es fácil consguir mesa
La movida es incesante
A cual de todos más lujoso
Cuando llegamos desde el aeropuerto, el taxi nos dejó en el ingreso al puerto. "No podemos entrar, solamente vehículos autorizados, como por ejemplo los de los jeques de los yates..." nos dijo el taxista. Pues bien, cuando regresábamos al hotel, pasada la medianoche, vimos detenerse una van Mercedes Benz negra de la cual bajaron varias personas que se dirigieron como vemos al crucero. Cada uno al subir al barco se quitó los zapatos.
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