por Sergio Antonio Herrera, de su reciente viaje al Caribe
Como George Town no tiene un puerto apto para el atraque de buques de gran calado, hay que servirse de los tenders a la llegada y a la salida.
Esta vez, a la vista de los resultados anteriores, cuando no nos permitieron entrar a Tiki Beach, contratamos la excursión a bordo que la incluía, además del traslado, la entrada, la reposera y un trago de bienvenida (un ponche difícil de tomar). Desde ya les decimos a quienes lleguen a este lugar que perfectamente vale ir a Royal Beach, la playa a la que terminamos yendo la vez anterior por la cuenta, se van a ahorrar unos cuantos dólares (unos 30 por persona) y son lugares muy parecidos, con todo lo que tiene que tener una playa del estilo.
No necesitábanos hacer ningún depósito en los múltiples bancos de la ciudad y tampoco comprar diamantes ni otra piedra preciosa, por lo tanto, luego de disfrutar la resolana y un poco de sol directo cuando apareció, disfrutar algunos chapuzones y una cerveza con unas quesadillas, fuimos transportados nuevamente al centro de la ciudad, al puerto más precisamente y allí "dimos la vuelta del perro" buscando los llaveritos de siempre, las camisetas con el nombre del lugar, los imanes para el refrigerador y esas obligadas cuestiones de cada escala.
Al regresar a bordo, nos enteramos que estaba habilitado el restaurante aún y hacia allí nos dirigimos para reponer energías.
Partimos al caer la tarde del miércoles 11 de enero para navegar el Caribe hasta el viernes 13 a la mañana, cuando llegaríamos a Puerto Limón en Costa Rica, nuestra última escala de este viaje.
Portal de América