por Sergio Antonio Herrera, desde Buenos Aires
Bajamos del barco directamente para subir a un catamarán que nos llevó a la isla donde teníamos incluidas las comodidades mínimas o sea, sombrilla y reposeras y pasamos una tarde estupenda, como puede uno imaginarse en pleno Caribe a esta altura del año.
Salvo la playa a la que fuimos en Islas Caimán, todas las demás, incluida ésta de Balmoral, tienen piedras al entrar al agua lo que lamentablemente le quita el carácter paradísiaco que a uno se le impregna nomás llegar.
El parador, con música a pleno a tiempo completo, ofrecía varias posibilidades de bebidas y comidas.
El "Special today" a un costo de 18 dólares incluía las famosas costillas de cerdo a la barbacoa con arroz y ensalada.
Había sandwiches y hamburguesas con precios que oscilaban entre los 11 y los 14 dólares. Los refrescos a 3 y la cerveza a 8 dólares.
La excursión tenía un costo de poco más de 50 dólares.
Ese día fue el último en el barco ya que en la mañana temprano del sábado bajamos en el puerto de Miami.
Tomamos el Shuttle de la rentadora hasta el aeropuerto y retiramos esta vez un Elantra para hacer los "últimos mandados" y retornar a la inmensa terminal aérea de la ciudad para salir a las 18 hacia Panamá y combinar allí con el vuelo a Montevideo que salía a las 21.33.
Lamentablemente no había lugar para todos y hubo que partir el grupo familiar.
Permanecimos una noche más en la Florida, para salir el domingo a las ocho hacia Tocumen y embarcar pasadas las 15 horas hacia Montevideo, es decir, el destino prefijado del vuelo era a Montevideo, pero la niebla y el mal tiempo reinante hizo que el avión se desviara hacia Ezeiza y así llegamos a la una de la madrugada de este lunes a la capital argentina.
Lamentablemente la cosa estaba muy complicada en la principal terminal aérea argentina la cual también cerró por mal tiempo al rato de arribar nosotros. Recién salimos para el hotel cercano a la Casa Rosada a las 3.30.
Hace unos minutos terminamos de acomodarnos, luego de pasar por la ducha y sentados ante la laptop miramos el reloj y vemos que son casi las seis de la mañana.
En buen romance, si todo sigue como nos dijeron estaríamos llegando a Montevideo poco antes de las 17 horas de este lunes, lo que indicaría que de esa forma estaríamos completando el viaje más largo jamás realizado desde Miami a Montevideo, el cual nos insumió 48 horas incluyendo dos noches de hotel.
Son cosas que pasan y frente a la realidad actual de este mundo hay que tomarlas como anécdotas y no olvidar que quienes podemos contar este tipo de cosas, seguimos siendo muy privilegiados.
Cuando pueda llegar finalmente, empezaré a compartir otros relatos de esta muy buena experiencia que incluyó Estados Unidos; Jamaica; Islas Caimán; México y Bahamas dentro de lo previsto y con una yapa que no vamos a poder disfrutar como siempre que la visitamos en Buenos Aires ya que en algún momento voy a tener que dormir. Hasta la próxima.
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