por Sergio Antonio Herrera, desde Orlando, Florida, USA
Ya hablamos anteriormente de la diferencia notoria que se da en todo, pero principalmente en aprovechamiento del tiempo y el confort, entre los que pueden o no pueden pagar el Fast Pass, o sea el modo de no hacer cola y acceder de forma express a las atracciones. Hoy voy a compartir con ustedes la experiencia de la pasada jornada vivida a partir del alquiler de un par de ECV (Electric Conveyance Vehicle) o Scooters, (para nosotros cochecitos eléctricos) para movilizarnos a través de las enormes distancias del parque.
Teniendo en cuenta que rentar un stroller (el famoso changuito) para llevar a los niños chicos llega a costar por jornada más de 30 dólares, que el precio diario de un ECV sea de 50 dólares, no representa un precio caro. Cuando llegamos al lugar vimos los tales vehículos que estaban a mano, todos con un techito azul pero cuando nos fueron a entregar los alquilados, aparecieron dos sin techo. En ese momento el sol rajaba la tierra entonces bien a la uruguaya, reclamamos ¿y el techo?. Y la respuesta, con esas sonrisas y amabilidad bien entrenadas que tienen los personajes que atienden en los parques fue: "¿Usted quiere con techo? no hay ningún problema, tenemos, cuestan 20 dólares más cada uno...". Ya lo ven en la imagen cual fue la decisión.
Pero a pesar del inmediato confort disfrutado, nos pesaba el gasto. Empezó a disminuir la culpa al poder alivianar la carga de las madres de la familia, por el simple hecho de llevarles en el canasto las pesadas mochilas con ropa sustituta, alimentos y bebidas (los cuales con moderación, se ingresan sin problemas).
Pero la liberación total de esa culpa dispendiosa (aunque adquirimos una nueva de carácter ético) llegó cuando en la mayoría de las atracciones al ir en los ECV, nos permitían a mi esposa y a mí usar el mismo acceso vía expresa y por ende a nuestros acompañantes también, de quienes pagan el Fast Pass, a razón de más de 100 dólares por cabeza...
Lo que no había indicado antes era el tema del estacionamiento. En Magic Kingdom es gratuito, al igual que en Disney Spring. Ya en Universal la cosa es diferente, hay precios escalonados. El más barato cuesta 20 dólares por día y queda bastante lejos. El preferente, relativamente cercano y fue el que usamos, 30 dólares y hay otro de 40 diarios que ni se nos ocurrió investigar.
Con la viveza uruguaya a flor de piel, habíamos pensado que los vasos comprados para usar el sistema "unlimited refills all the day", los íbamos a llevar nuevamente cada jornada pero...no, los mismos tienen un chip que indica para que fecha están habilitados y para evitar la "avivada" de ponerse frente a un surtidor y pasar el contenido a otro recipiente no adquirido, cada carga está espaciada en el tiempo a varios minutos...
Yo, que hablo inglés como Tarzán, en esta oportunidad me siento muy alivianado en la comprensión y mucho más distendido porque en la familia todos hablan inglés, ya que en estos lugares, las opciones a adoptar son continuas, sin pausa. Casi todo, en todos lados, es anunciado en ese idioma y con esa pronunciación que los latinos denominamos "bien yanqui", que la hace difícil de comprender hasta para quienes dominan esa lengua.
Antes de pasar a las atracciones visitadas y la impresión recibida, algunas recomendaciones.
Llevar o comprar impermeables y algún abrigo liviano ya que hay lugares en los que el aire acondicionado congela. Calzado cómodo y para aquellos que tengan algún problema parecido al conocido como pie plano, hemos comprobado que después del arroz con leche, el mejor invento han sido las Crocs por su forma anatómica. Se pueden ingresar sin problemas alimentos como sandwiches y frutas y es recomedable llevarlos máxime cuando se trata de grupos familiares como es nuestro caso ya que las comidas dentro de los parques no se caracterizan por su accesibilidad en los precios (en uruguayo: son caras, un pancho 10 a 12 dólares).
Capítulo aparte merece todo lo que está en derredor del Howgratt Express, el tren de Harry Potter, desde la estación del lado de Universal, a la travesía hacia Hogsmeade, el pueblo del maguito donde está el castillo de Hogwarts. Todo es espectacular y vale la entrada al parque. Para dar una idea del nivel, el souvenir más tentador para los niños es la varita de Harry...que cuesta 50 dólares!!
Durante la travesía, "la vista" por la ventana sitúa al pasajero en Londres.
Del impactante "Tiburón" de otrora, solamente queda el recuerdo...
Los personajes siempre están disponibles para la fotografía con los niños, aquí Scooby Doo.
En cuanto a las demás atracciones visitadas, fuimos desde la ternura de ET o de Barney, hasta la demencial megaproducción de Terminator (técnicamente increíble); la locura de los Minions o Los Transformers, Shrek, Men in Black o La Momia, hasta la incomprensible conversión de aquella joyita que resultó ser Volver al futuro de hace un par de décadas a la conversión del mismo simulador en el actual Simpsons donde sorprende la incomprensible violencia que se exhibe, del mismo tono que los anteriormente mencionados.
La pregunta que cabe hacerse luego de ver todo esto es ¿Cómo podemos pretender luego que no estemos presenciando el aquelarre contemporáneo si lo que se ve aquí en los parques es una galería virtual de la realidad de afuera de los mismos?
Y también cuestionarnos ¿Cuál es el mensaje?, ¿romper todo? ¿matar? ¿incendiar? ¿explotar? ¿pelear? ¿destruir? ¿usar armas?.
¿Nos deberían seguir sorprendiendo las masacres como las del boliche gay de aquí de esta misma ciudad, del Bataclan de París o de los otros tantos y tantos que cotidianamente se dan en países tercermundistas que ni siquiera registra la televisión internacional?.
El marketing histórico nos trae a destinos como el que nos encontramos en este momento.
La maquinaria está bien aceitada y es indestructible, a tal punto que como supuestos conocedores, experientes y vividos, trajimos aquí a lo más preciado que tenemos, la familia.
Estamos a punto de culminar esta etapa de nuestro viaje con los hijos y los nietos y si bien nos sentimos felices de haber podido una vez más juntarlos a todos y disfrutarlos en vivo y en directo unos cuantos días, nos permitimos plantearnos la duda si estuvimos correctos al elegir Orlando como el lugar para ello.
*En "uruguayo", adjetivo que describe a una persona simpática y condescendiente.
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