por Sergio Antonio Herrera, desde Salinas, Uruguay

Al descender del barco lo primero que hicimos fue atravesar el puente de barcas de la Reina Emma de cuatro carriles, sobre la Bahía de Santa Ana en Willemstad, capital de Curaçao, en las antiguas Antillas Neerlandesas, de ese modo cruzamos desde el barrio de Otrobanda al de Punda. Recibe su nombre de la Reina Emma, tiene aberturas para permitir el tráfico de barcos de gran tonelaje 
Una de las definiciones más aceptadas del nombre de la isla indica que cuando los portugueses llegaron a la isla, vieron que los marineros que padecían escorbuto (falta de vitamina C) se curaron tras desembarcar, seguramente gracias a la gran cantidad de frutas que consumieron. 
Tal fue la causa por la que la bautizaron como Ilha da Curação' (en portugués, «Isla de la Curación»). 
Según pudimos saber la población de la isla de más de 150 mil personas tiene orígenes muy diversos. La mayoría proviene de pueblos originarios principalmente del Occidente de África y de pueblos afrocaribeños, provenientes de islas vecinas del mar Caribe. Le corriente migratoria que se sitúa a continuación es la conformada por descendientes o ciudadanos originarios de los Países Bajos. Luego siguen las principales colonias extranjeras establecidas en la isla provenientes de Venezuela, Colombia, República Dominicana, Haití, Surinam, Jamaica, Portugal, India, China y Guyana, entre otros.
Es una monarquía constitucional democrática representativa parlamentaria unitaria bajo la égida del Rey Guillermo Alejandro que es autónoma de las Antillas Neerlandesas desde octubre de 2010. La moneda es el florín holandés que cotiza a 1.80 por cada dólar norteamericano.
Luego de un recorrido a pie por el centro de Willemstad, nos fuimos en taxi a Mambo donde disfrutamos de una de las mejores experiencias de playa de todas las que conocemos en el Caribe.
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