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Lunes, 21 Septiembre 2015

El Louvre, con la caprichosa pirámide de Miterrand El Louvre, con la caprichosa pirámide de Miterrand

Luego de haber pasado unos días por España, Grecia y Reino Unido, llegamos este fin de semana a Francia. Salimos desde la estación St. Pancras en el norte de Londres en el Eurostar y llegamos a París también en el mismo punto geográfico de esta capital, como bien lo indica el nombre de la estación: Gare du Nord. La travesía a 189 millas por hora (un poco más de 304 kilómetros) llevó dos horas quince minutos, incluidos los 20 minutos del Eurotúnel, por debajo del Canal de la Mancha. Lo pensé antes y lo confirmo ahora, si bien el servicio es de excelencia, no es nada grata la sensación que se está bajo agua en un mundo donde pasan tantas cosas raras a cada momento. Por ejemplo, en la breve estadía londinense tuvimos una demora prolongada un día y una rotura otro día en el metro. En ese lapso sumergidos tratamos de mantener la mente en blanco.

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                   St. Pancras, la estación de salida de Londres del Eurostar


por Sergio Antonio Herrera, desde París

La noche que se rompió el Underground fue cuando fuimos a caminar y a tomar algo por el Soho y Picadilly Circus. A la hora de volver, cerca de la medianoche, decidimos tomar un taxi hasta Paddington donde estaba nuestro hotel y nos costó 16 libras (unos 24 euros). Sin embargo, la Van que nos transportó con todo el equipaje a la estación para salir de París nos cobró 22 libras, la mitad de lo que nos costó el tren desde el aeropuerto de Heathrow a la llegada.

                        Llegada a Gare du Nord en París con el Eurostar

Al arribar a París, apenas salimos del andén se nos aproximó un coordinador de taxis y nos ofreció el servicio hasta la zona de Louvre donde nos alojaríamos, por 65 euros. Le agradecimos muy cortésmente y nos pusimos en la fila de los taxis comunes. Teniendo en cuenta que el taxista le erró a la entrada para llegar al hotel y tuvo que dar un rodeo importante para llegar, terminamos pagando 19 euros...

Al igual que hicimos en Londres, aquí compramos el servicio que es de los mismo dueños, el París Pass. Si bien tiene algunas falencias y dferencias con lo que se promociona, debemos decir que vale la pena la inversión. En próximos trabajos abundaremos en detalles acerca de esta modalidad pero hay algo que nos molestó bastante, quizás por la insistencia en la promoción de destacar que comprando estos pases que incluyen ingresos a las principales atracciones de cada ciudad, el turista "se salva" de las interminables filas que hay en todas. Lamentablemente eso no es cierto, tuvimos que hacer fila siempre pero el colmo fue cuando este domingo fuimos a canjear el voucher de reserva por los tickets definitivos al Gran Rex, donde están las oficinas: tuvimos que hacer cola hasta en ese lugar.

                                                                 En La Ópera

                                             Cola hasta para retirar el París Pass

París es fascinante. No estamos descubriendo nada por cierto pero, encontramos marcadas diferencias con lo que nos habían dicho varias personas que habían estado aquí.

Por ejemplo, la hostilidad de los parisinos. Hasta el momento, casi 10 puntos en el buen trato, muy buena onda y amabilidad es lo que hemos palpado.

Este domingo hicimos los dos recorridos del Big Bus Hop on - Hop off, visitando los principales puntos de interés de la ciudad como lo vemos en imágenes.


                                  El Moulin Rouge, de día, sin maquillaje, con la cara lavada

                                         Funicular para subir a Sacre Coeur

                                         París desde el Sacre Coeur

                                        El imponente Arco de Triunfo

                                        En el ícono parisino la Torre Eiffel

Los tiempos han cambiado

Si bien en general en todos los hoteles que hemos estado el nivel de atención ha sido muy bueno, cada uno nos ha sorprendido con detalles negativos si se quiere, bastante inesperados.

Llevamos hasta ahora seis hoteles utilizados y en ninguno por ejemplo nos han auxiliado con el equipaje al llegar ni al salir, todo lo contrario a lo que es de uso en nuestra región.

Tanto en el hotel de Londres como en el de París, las dimensiones del baño son insultantes para la raza humana. El ascensor del hotel de París, es más chico que el espacio de la ducha y hace un rato cuando volvimos de cenar, apenas pasada la medianoche, la puerta estaba cerrada.

En Londres como ya dijimos el Wi fi hubo que pagarlo, aquí es gratuito, pero deja bastante que desear.

Cofres de seguridad

En Barcelona había en la habitación y funcionaba; en Atenas había en recepción y funcionaba con las clásicas dos llaves; en Mykonos había pero era móvil y no funcionaba, preferimos usar una maleta como tal a puro candado; en Santorini había y funcionaba. Em Londres había que entregar las pertenencias en recepción a cambio de un recibo en un sistema nada confiable. El colmo es aquí en París ya que a pedido nuestro nos dieron un recibo (en la habitación no hay) y el mismo consiste en una hoja A4 donde se detalla la cantidad de billetes por denominación y hay que usarlo entre las 10 y las 15 horas...si te quedas sin efectivo fuera de ese horario, chau.

El clima

Suponíamos venir aún al verano. Salvo en Barcelona y en Grecia, en Londres estuvo fresco pero en París hace frío, al punto que no soportábamos ayer viajar en la parte descubierta del Big Bus aunque igual debimos hacerlo para captar alguna imagen.

Los precios en París

Agradable sorpresa, hay para todos los gustos pero en general y especialmente en la gastronomía, hasta en algunos casos es más barato que en Uruguay. Como muestra vale que la noche del domingo opté por un menú de 16 euros en el Barrio Latino que incluía entrada, plato y postre y muy bueno.

Los dejo hasta la próxima, me voy a desayunar y a seguir conociendo esta maravillosa ciudad de la que aún no me fui y ya quiero volver.

Nos vemos.

Portal de América

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