Y habían quienes me decían que automáticamente, al aterrizar, se sorprendían cuando inconscientemente, despegaban su cuerpo de la butaca del avión para no mojarse la cola...
Y llegó el día que aterrizé en ese mítico aeropuerto por primera vez, fue una escapada que hicimos con un amigo en 1972, cuando participábamos del Congreso extraordinario de COTAL en el Parque Anhembi paulista y como el pasaje (obviamente y como correspondía, AD75), incluía el SAO/RIO/SAO, no lo íbamos a desaprovechar...
Eran epocas en que nos subíamos sin dudar a los DC3, los Electra, los Vickers Viscout (que los supo tener Pluna), épocas en las que veíamos atar la puerta del Bandeirante que nos llevaría a Paysandú con alambre y no nos movía un pelo...
En fin, los invito a sumergirse en el PPS adjunto que me manda Julio Blankleder desde Tel Aviv (lástima que como ocurre casi siempre, el autor no pone su nombre) y recuerden, teniendo en cuenta lo que me aconseja Julio en su e mail: "Para matar saudades...mais sem ......lágrimas"...
Que lo disfruten.
Antonio
Portal de América